No quiero ser tu cárcel, eso nunca.
Preferiría estar uncido a un carro de relámpagos.
No quiero ser tu cárcel, eso nunca.
Prefiero ser el brocal del pozo o el fondo con su negrura.
Surfero empedernido, desterrado a tierra adentro, eso prefiero
a ser la sombra de la sombra de la sombra de tu sombrero.
En los días soleados desolado noctámbulo de capa al suelo, eso prefiero
a ser tu carcelero.
No quiero ser tu cárcel, eso nunca.
Preferiría ser rueda de piedra en cuesta de arena.
No quiero ser tu cárcel, eso nunca.
Prefiero ser espada roma en medio de la batalla;
ser la página rota, emborronada en lágrimas.
Colilla, cenicero descascado, perro flaco, eso prefiero
a llave de la puerta de la casa de tu banquero.
Camarero en chiringuito de verano en playa pija, eso prefiero
antes que ser tu carcelero.
Machaca de golfista con camisa de palmeras, eso prefiero
a ser la sombra de la sombra de la sombra de tu sombrero.
9 comentarios:
Quien se niega a evolucionar, es atropellado por la evolución.
(ENRIQUE DANS)
Detrás de todas
las negras nubes sigue
brillando el sol.
(CUQUI COVALEDA)
Prueba de que en España sigue habiendo censura. Mirad en El Mundo de hoy- Poned esta dirección en la barra del navegador y, oh sorpresa:
http://www.elmundo.es/cronica/2014/10/12/5439421322601da50d8b4572.html
Una vergüenza que también haya mafia de la literatura e incluso de la lengua. Limpia, fija y da esplendor... a su chequera.
La editorial Planeta decidió cancelar la edición del libro de Gregorio Morán "El cura y los mandarines" -que ya estaba en venta en los portales electrónicos- ante la negativa del autor de eliminar uno de los capítulos, en particular, el que dedica a la Real Academia Española y a su ex director, Víctor García de la Concha.
"Cuando yo llevaba pantalón corto - recuerda Morán- García de la Concha era ya un factótum ['persona entremetida, que oficiosamente se presta a todo género de servicios', según el DRAE] de la catedral de Oviedo y representante del Frente de Juventudes, antes había sido un niño pobre que estudió en el seminario de Valdedios, junto a Villaviciosa, que en la guerra fue un campo de concentración en donde el ejército franquista cometió crímenes atroces. Aquel cura, ejerciendo de confesor, descubre el eterno femenino y se casa con un personaje rico, es una "historia sórdida". Había sido un pésimo estudiante pero un gran trepa, un virtuoso del arte de hacer amigos y conseguir que te deban algo y cómo cobrarlo. "Era un experto en el trueque y otras turbiedades". afirmó este domingo en el diario El Mundo.
Morán no reconoce la menor aptitud intelectual a García de la Concha, actualmente director del Instituto Cervantes. "Intelectualmente su única aportación a la filología es un trabajillo simplón y deleznable sobre Santa Teresa en el que sostiene que sin la inspiración del Espíritu Santo Teresa de Ávila no sería nadie. En Salamanca conoce al gran preboste de la industria textil, -no de tejidos, sino de libros de texto- Lázaro Carreter, de su mano salta a Madrid, asalta la Academia y es nombrado secretario. Pronto tiene un inmenso poder, el de hacer millonario a cualquier editor porque decide quién publica el Diccionario de la Academia", dijo a El Mundo.
Como motivo adicional para la no publicación del libro, que ya había sido puesto a la venta en portales electrónicos, Morán supone que se haya tenido en cuenta su relato sobre las circunstancias en que ingresaron a la RAE Luis María Anson, Juan Luis Cebrián y Antonio Muñoz Molina, puesto que sospecha que uno de ellos está destinado a ganar el próximo premio Planeta.
Los "mandarines" del título son los intelectuales "de segundo orden" que produjeron una obra "en general mediocre" entre 1962 y 1996, pero que prosperaron y se hicieron famosos merced a su capacidad de medro y maniobra. Para Morán, el emblema de ese grupo es Víctor García de la Concha.
Más información sobre este libro ( o no-libro ) puede verse en este enlace:
http://zonaliteratura.com/index.php/2014/10/14/gregorio-moran-desata-la-polemica-por-el-ensayo-que-critica-no-publico/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+ZonaLiteratura+%28Zona+Literatura%29
“No creo que haya en la Historia de la Literatura Española desde Quevedo, un trepa con tanto talento para trepar”, decía, por ejemplo, del insigne Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1987), Premio Nobel de Literatura (1989) y Premio Cervantes (1995) Camilo José Cela, últimamente acusado de plagiario.
Pero Morán no concluye en Cela y otro numeroso grupo de colegas sus investigaciones sobre los oscuros vínculos de los intelectuales con el poder político, sino que –para colmo– pone en su lugar a varios miembros también insignes de la Real Academia Española: Víctor García de la Concha, Luis María Ansón y Juan Luis Cebrián, entre otros.
El cura y los mandarines trata, pues, de un verdadero ajuste de cuentas con el grupo dominante político y cultural de España durante la segunda mitad del siglo XX.
Plancho y aliso,
cuando toco las sábanas,
todo tu cuerpo.
(SUSANA BENET)
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