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martes, 23 de octubre de 2012

¡A los caballitos! (por Jesús Lizano)

Que instalen caballitos
en todas las calles,
que llenen de caballitos las ciudades.
Siglos
llevamos con el invento de feria en feria
sin descubrir su humanísima aventura.
Que celebren los novios
su viaje en los caballitos,
de caballito en caballito.
Que cada familia tenga sus caballitos,
¡todos en los caballitos!
Que los amigos
hablen y sueñen y discutan
dando vueltas en los caballitos.
En ellos celebren sus consejos los ministros,
mientras queden ministros,
y en ellos se reúnan los señores obispos,
naturalmente, revestidos
de señores obispos,
mientras queden obispos.
Los pobres subirán para reírse del mundo
y los ricos
¡que suban los ricos a los caballitos
mientras todos los aplaudimos!
¡Y los señoritos!
¡Que suban los señoritos!
Y que acudan todos los solitarios, todos los vagabundos.
Y el congreso de los diputados
será el congreso de los caballitos.
Y los empresarios ¡qué risa, los empresarios!
Que suban los empresarios con los asalariados,
mientras existan salarios.
¡Los salarios del miedo!
Y, venga: comités centrales,
mafias, sectas, castas, clanes, etnias:
¡a los caballitos!
Y los músicos con los guardabosques
y el alcalde y los concejales
con las verduleras y los panaderos.
¡Viva! ¡Viva!,
gritarán los niños cuando vean
que suben los Honorables.
¡Venga, Honorables!:
¡A los caballitos!
Vamos a la ciudad a subir a los caballitos,
dirán los monjes a sus abades.
Y los académicos:
que se reúnan los académicos en los caballitos
y que se cierren todas las academias.
¡Ah, si todos los filósofos hubieran subido a los caballitos!
Que instalen caballitos en las cárceles,
en los cuarteles,
en los hospitales,
en los frenopáticos
y que se fuguen todos
montados en los caballitos.
Y todos los jueces a los caballitos,
¡venga! ¡venga!: ¡A los caballitos!
¿Y nada de procesos y de sentencias!
¡Ya vale de juzgar los efectos y no las causas!
¡A los caballitos!
Y que todos los funerales
se celebren montados en los caballitos
al paso silencioso y tranquilo de los caballitos.
Es la nueva ordenanza,
es el nuevo precepto:
¡todos a los caballitos!
¡La cabalgata de los caballitos!
¡Hacia la confederación de todos los caballitos!
Hasta que todos fuéramos niños…

7 comentarios:

Tragikomedia dijo...

Cuando la llama de la fe se apague y los doctores
no hallen la causa de su mal, señoras y
señores, sigan la senda de los niños
y el perfume a churros, que en una nube de
algodón dulce le espera el Furo.

Goce la posibilidad de alborotar el barrio... Por
tres pesetas puede ser bombero voluntario o
galopar en sube y baja el mundo en un potrillo.
Dos colorados tengo y uno tordillo.

Suba usted, señor. Anímese. Cuelgue
el pellejo en la acera. Súbase al tordillo
de madera. Y olvídese de lo que fue y de
qué modo y cuélguese en la magia de
pasar de todo.

Móntese en el carrusel del Furo...
Súbase... Dos boletos por un duro.

No se sorprenda si al girar la luna le hace un
guiño, que un par de vueltas le
dirán cómo alucina un niño.
Le aplaudirán desde un balcón
geranios y claveles y unos ojos que le llenaron de cascabeles.

Enfúndese en los pantalones largos de su hermano y en la primera bocanada de humo americano
y el aire será más azul y la noche
más corta. Si no le cura, al menos,
le reconforta.

Señor... Anímese. Cuelgue el
pellejo en la acera. Súbase al tordillo de
madera. Y olvídese de lo que fue y de qué modo y cuélguese en la magia de pasar de todo.

Móntese en el carrusel del Furo...
Súbase... Dos boletos por un duro.

(SERRAT)

hAiKu dijo...


De pronto el agua
tiene sabor dulzón.
Comí alcachofas.

(GIL)

casa de citas dijo...


Hubo un niño que lleva mi nombre y sólo existe en las fotografías.

(GARCÍA MARTÍN)

ORáKULO dijo...


La poesía es una victoria del lenguaje sobre sí mismo.

Dimes Y Diretes dijo...


Yo no sé si Dios existe, pero sé que, si existe, mi duda no le molestará.

(BENEDETTI)

tERESA pANZA dijo...


Más vale pan y aceitunas, que pasarse el día en ayunas.

Cide Hamete Benengeli dijo...


Para que pises mis uvas
te llevo yo a mi lagar,
porque uvas por ti pisadas
¡ qué buen vinico darán !