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sábado, 2 de febrero de 2013

Hubo algo perdido y encontrado (por Wislawa Szymborska)


Ambos están convencidos
de que los ha unido un sentimiento repentino.
Es hermosa esa seguridad,
pero la inseguridad es más hermosa.

Imaginan que como antes no se conocían
no había sucedido nada entre ellos.
Pero ¿qué decir de las calles, las escaleras, los pasillos
en los que hace tiempo podrían haberse cruzado?

Me gustaría preguntarles
si no recuerdan
-quizá un encuentro frente a frente
alguna vez en una puerta giratoria,
o algún "lo siento"
o el sonido de "se ha equivocado" en el teléfono-,
pero conozco su respuesta.
No recuerdan.

Se sorprenderían
de saber que ya hace mucho tiempo
que la casualidad juega con ellos,

una casualidad no del todo preparada
para convertirse en su destino,

que los acercaba y alejaba,
que se interponía en su camino
y que conteniendo la risa
se apartaba a un lado.

Hubo signos, señales,
pero qué hacer si no eran comprensibles.
¿No habrá revoloteado
una hoja de un hombro a otro
hace tres años
o incluso el último martes?

Hubo algo perdido y encontrado.
Quién sabe si alguna pelota
en los matorrales de la infancia.

Hubo picaportes y timbres
en los que un tacto
se sobrepuso a otro tacto.
Maletas, una junto a otra, en una consigna.
Quizá una cierta noche el mismo sueño
desaparecido inmediatamente después de despertar.
Todo principio
no es mas que una continuación,
y el libro de los acontecimientos
se encuentra siempre abierto por la mitad.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bonito

Cide Hamete Benengeli dijo...

Si seré trianero
que en la calle Sierpes
me siento extranjero.

TóTUM REVOLúTUM dijo...


Las frases bonitas son como las personas bonitas. Nos gustan, pero eso no significa que tengan razón.

Dimes Y Diretes dijo...


Se debe hacer todo tan sencillo como sea posible, pero no más sencillo que eso.

(EINSTEIN)

Fuego de palabras dijo...

Tu alma, con sus sombríos pensamientos,
se hallará sola en la siniestra tumba.
Nadie querrá saber lo que en secreto
tu corazón y tu conciencia ocultan.

Sé silencioso en soledad tan grande,
que no es tal soledad, pues te circundan
los espíritus todos de la muerte,
que ya en vida rondaban en tu busca.

Ellos querrán ensombrecerte el alma
con sus negros arcanos y sus dudas.
Sé silencioso en soledad tan grande;
cierra los labios como la misma tumba.

Y la noche, aunque clara y luminosa,
se volverá de pronto cueva oscura;
desde sus altos tronos las estrellas
no alumbrarán tu soledad adusta.

Pero sus rojos globos sin fulgores
han de ser a tu tedio y a tu angustia
como incendio voraz, como una fiebre,
de los que no has de verte libre nunca.

No podrás desechar los pensamientos
ni las visiones que tu mente turban,
y que antes en tu espíritu dejaban
la huella del rocío en la llanura.

La brisa, que es de Dios el puro aliento,
soplará en torno de la helada tumba,
y en la colina tenderá su velo
la niebla vaporosa y taciturna.

Las tinieblas, las sombras invioladas
símbolo y prenda son: hablan y auguran.
Sobre las altas copas de los árboles
tiende el misterio su cerrada túnica.

(Edgar Allan Poe)