viernes, 22 de mayo de 2015
Extraños frutos cuelgan (por Abel Meeropol)
Los árboles del sur tienen frutos extraños,
sangre en las hojas y sangre en las raíces,
cuerpos negros se balancean con la brisa del sur,
extraños frutos cuelgan de los álamos.
La escena bucólica del sur galante,
los ojos fuera de órbita y la boca torcida,
el aroma de las magnolias, dulce y fresco,
entonces, de repente el olor a carne quemada.
Aquí está el fruto para que los cuervos lo desgarren,
para que la lluvia lo recoja, para que el viento lo absorba,
para que el sol lo pudra, para que los árboles lo descarguen,
aquí está la extraña y amarga cosecha.
sangre en las hojas y sangre en las raíces,
cuerpos negros se balancean con la brisa del sur,
extraños frutos cuelgan de los álamos.
La escena bucólica del sur galante,
los ojos fuera de órbita y la boca torcida,
el aroma de las magnolias, dulce y fresco,
entonces, de repente el olor a carne quemada.
Aquí está el fruto para que los cuervos lo desgarren,
para que la lluvia lo recoja, para que el viento lo absorba,
para que el sol lo pudra, para que los árboles lo descarguen,
aquí está la extraña y amarga cosecha.
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6 comentarios:
Cantándoles a los negros ahorcados a orillas del Mississippi por el Ku Clux Klan:
Southern trees bear strange fruit,
Blood on the leaves and blood at the root,
Black bodies swinging in the southern breeze,
Strange fruit hanging from the poplar trees.
Pastoral scene of the gallant south,
The bulging eyes and the twisted mouth,
Scent of magnolias, sweet and fresh,
Then the sudden smell of burning flesh.
Here is fruit for the crows to pluck,
For the rain to gather, for the wind to suck,
For the sun to rot, for the trees to drop,
Here is a strange and bitter crop.
Se tolera mejor la desgracia que la injusticia.
Suegra, abogado y doctor, cuanto más lejos mejor.
Todo vino y se fue, pero aún transcurren
los días en los que amaste y fuiste amado.
(ELOY SÁNCHEZ ROSILLO)
Quien roba poco es ratero, y quien mucho financiero.
Dos personas me han hecho la misma pregunta; la pregunta es: ¿para qué sirve la poesía? Y yo les he dicho: bueno, ¿para qué sirve la muerte?, ¿para qué sirve el sabor del café?, ¿para qué sirve el universo?, ¿para qué sirvo yo?, ¿para qué servimos? Qué cosa más rara que se pregunte eso, ¿no?
(BORGES)
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