miércoles, 16 de septiembre de 2015
Irse a pique (por Herman Melville)
He visto una nave de construcción marcial
(estandartes enarbolados, temeroso aparejo)
timonear por mera locura hacia un impasible témpano,
y luego, sin demora, su fatua robustez irse a pique.
El impacto partía bloques enormes de hielo por el aire,
que iban a dar a la cubierta de modo tétrico,
pues esa sola avalancha fue todo
para hacer zozobrar la nave de súbito.
A lo largo de las espuelas pálidas del hielo
ni un madero ni una frágil traza de la nave.
El imponente prisma de verde hielo no siente el topetazo.
Ni un ornamento ni un vestigio queda,
ni las gotas pendiendo de las grutas se inquietan
cuando la nave se va a pique.
Ni siquiera las gaviotas como una nube rondan,
un pico alejado, ni otras aves que descendían,
ni las playas de cristal se conmueven.
Tampoco el menor estremecimiento bulle
como para que bruscas agujas de hielo se levanten
cuando los mástiles colapsan entre olas
e inconmovible el bloque se mantiene en su sitio.
Ni las focas amodorradas en los escurridizos y brillantes flancos
resbalaron desde pesadas placas
disparadas a ambos lados de la nave.
La impetuosa nave que en vana resistencia sucumbe.
Inquebrantable el témpano parece, tan vasto, tan frío.
Su mortal desánimo lo ensombrece;
y sin embargo le hace exhalar su insano aliento
disolviéndose a la deriva y destinado a estar muerto.
El témpano, pesado y torpe, que holgazanea y pierde el tiempo
invade el barco con lamentos y lo hunde.
Lo hace resonar en la profundidad abisal
sin perturbar demasiado al cieno
y a la viscosa caracola, que se revuelven
junto a la exámine indiferencia de sus flancos.
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4 comentarios:
Moby Dick nos muestra toda la inteligencia que un alma humana contiene...
Quien se equivoca en los fines, se equivoca en todo.
(MARINA)
En alquimia y en casar, es difícil acertar.
SÓFOCLES NO ESCRIBE CON BOLÍGRAFO (Cuqui Covaleda)
¿Metió también koalas y canguros Noé en su arca?
Mahoma nunca le da al interruptor de una bombilla.
No se detiene Juan Sebastián Elcano ante un semáforo.
Ninguna Biblia trae fotos de Moisés en el mar Rojo.
No oye Beethoven sus propias sinfonías en compact-disc.
Galeno e Hipócrates no saben nada acerca de las bacterias.
Shakespeare no suele ir al cine los sábados ni los domingos.
No escribe Sófocles con bolígrafo ni una de sus tragedias.
Los pitagóricos no prueban las patatas ni los tomates.
Karl Marx no envía correos electrónicos a Friedrich Engels.
Buda y Confucio a ningún sitio van en autobús.
Ningún rey godo (¡y eso que fueron muchos!) dejó el tabaco.
Siglo Primero. No hay francés, ni español, ni catalán, ni portugués, ni dialecto andaluz… Sólo latín.
¿Por qué no juegan Tirios contra Troyanos al baloncesto? (Es divertido y nadie se desangra en el combate.)
Miguel Hernández no oye a Serrat cantar sus propios versos.
Baroja nunca escribe modem, wifi, formatear.
No se topan don Quijote y Sancho con la Nacional IV.
De “El Corte Inglés” Fortunata y Jacinta no son clientes.
Mientras almuerza, don Antonio Machado no ve la tele.
Con un fusil el Cid Campeador jamás dispara.
No va al kiosco a comprar el periódico Jorge Manrique.
Lope de Vega, por regla general, no coge el Metro.
Muere Colón creyendo que sólo hay tres continentes.
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