sábado, 28 de noviembre de 2015
La puerta (por Charles Tomlinson)
Muy poco
se ha dicho
de la puerta, una de
sus hojas vuelta hacia el aguacero
de la noche, y la otra
hacia el temblor y el brillo de la lumbre.
El aire, encerrado
tras esta cubierta
en el libro del cuarto,
se llena con las páginas
sucesivas de oscuridad y fuego
mientras el viento empuja los paneles o revuelve la llama.
No solo
el rompeolas
de la tormenta, sino la repentina
frontera de nuestros encuentros, apariciones,
y dueña de tanto espacio
como la vista a través de un dolmen.
Pues las puertas
son a la vez marco y monumento
al tiempo consumido,
y muy poco
se ha dicho
de nuestras idas y venidas a través de ellas.
se ha dicho
de la puerta, una de
sus hojas vuelta hacia el aguacero
de la noche, y la otra
hacia el temblor y el brillo de la lumbre.
El aire, encerrado
tras esta cubierta
en el libro del cuarto,
se llena con las páginas
sucesivas de oscuridad y fuego
mientras el viento empuja los paneles o revuelve la llama.
No solo
el rompeolas
de la tormenta, sino la repentina
frontera de nuestros encuentros, apariciones,
y dueña de tanto espacio
como la vista a través de un dolmen.
Pues las puertas
son a la vez marco y monumento
al tiempo consumido,
y muy poco
se ha dicho
de nuestras idas y venidas a través de ellas.
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4 comentarios:
Cada acción es una puerta. Hacer algo es dejar de hacer otra cosa en su lugar. Entrar a un sitio es salir de otro. Todo son puertas de doble filo
Como ver o respirar,
son las jotas de Navarra.
Con ellas de día y de noche
no se cansa mi guitarra.
Solo quiero estar en un lugar, nada más que habitar en él: ¿existe ese lugar para sencillamente vivir, o por cojones tengo que ser-de-él, pertenecer-a-él y defenderlo-contra-otros?
(NEORRABIOS@)
Todos debiéramos tener un ángel de la guardia que nos proteja de nuestra propia estupidez.
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