Ven tú, tú la última, a quien concedo la palabra,
insoportable dolor por todo este entramado del cuerpo:
como yo, en mi espíritu ardiste, mira, ahora ardo en ti:
madera que resistió durante tanto tiempo las anticipadas llamas
donde continuaste ensanchándote, ahora soy nutritivo
y ardo en ti.
Mi dulzura y suavidad pasan a través de tu furia despiadada,
se han convertido en un rabioso infierno que no es de aquí.
Totalmente puro, absolutamente libre de futuro planificado,
he preparado
el enmarañado funeral, hoguera construida para mi sufrimiento,
tan seguro de no comprar nada más para futuras necesidades
mientras en mi corazón las amontonadas reservas guardan silencio.
¿Sigo siendo yo, el que sobrepasó cada consagrada quemadura?
De las memorias, creo, no me aprovecho y las llevo dentro.
¡Oh vida!, ¡oh vivir!, ¡oh estar fuera!
Y yo en llamas. Y nadie aquí que me conozca.
5 comentarios:
Intento de mirar la muerte de frente, cosa que casi nadie consigue.
Es curioso p
Decía que es curioso porque en ese barrio ya estuvimos.
El ingenio para hablar es importante, pero más importante es el tacto para callar.
Si quieres destruir un país, desgárralo, divídelo. Saca, mediante manipulaciones burdas, pequeñas identidades colectivas.
(EMILIO LLEDÓ)
Publicar un comentario