Hemos resuelto no existir. Mejor dicho
se ha resuelto que no existiéramos.
Así quedamos quietos, en el fondo,
sin hacer nada.
Como niños demasiado buenos
que han renunciado al juego por no hacer ruido
y ni hablar de leer, porque hay crujidos
al dar vuelta las hojas.
Adelgazados, sí, casi sin peso,
sin movernos, ya dije.
Sólo queda mirar a quien no mira,
no nos ve casi nunca.
¡Pero a veces!
A veces existimos todavía
en forma de punzadas silenciosas.
Un pensamiento-aguja, voz-astilla
da el inaudible grito: “¡Todavía!”
5 comentarios:
De vez en cuando hay momentos que duran toda la vida. Y que la fundamentan y justifican.
Instantes congelados en la memoria.
Si algo es digno de hacerse, hágase bien, con diligencia y con vigor.
Enseñar enseña también al enseñante.
Si el pueblo perdiese la confianza del gobierno, entonces el gobierno disoverá al pueblo para elegir otro.
(¿De qué nos suena?)
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