Vi una joven serpiente deslizarse
fuera de la abigarrada sombra,
y colgarse, floja, de una piedra;
una boca delgada, y una lengua,
se detuvieron en el aire calmo.
Se volvió; salió de allí;
la sombra se plegó en dos;
veloz, ya se había ido.
Sentí caldear mi perezosa sangre.
Anhelé ser esa cosa,
la pura, sensible forma.
Y podría serlo, alguna vez.
2 comentarios:
La Historia no se repite pero rima en asonante.
Lo que no se fue al traste se fue al garete, y lo que no se fue al cuerno se fue al carajo.
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