zUmO dE pOeSíA

zUmO dE pOeSíA
de todos los colores, de todos los sabores

ALEATORIUM: Saca un poema de nuestro almacén

Ver una entrada al azar

lunes, 3 de julio de 2017

La inevitable (por Olga Orozco)



Frente al espejo, yo, la inevitable:

nada que agradecer en los últimos años,

nada, ni siquiera la paz con las señales de los renunciamientos,

con su color inmóvil.

Esta piel no registra tampoco el esplendor del paso de los ángeles,

sino sólo aridez, o apenas la escritura desolada del tiempo.

Esta boca no canta.

Ancha boca sellada por el último beso, por el último adiós,

es una larga estría en un mármol de invierno.

Pero ninguna marca delata los abismos

-ah intolerables vértigos, pesadillas como un túnel sin fin-

bajo el sedoso engaño de la frente que apenas si dibuja unas alas en vuelo.

¿Y qué pretenden ver estos ojos que indagan la distancia

hasta donde comienza la región de las brumas,

ciudades congeladas, catedrales de sal y el oro viejo del sol decapitado?

Estos ojos que vienen de muy lejos saben ver más allá,

hasta donde se quiebran las últimas astillas del reflejo.

Entonces apareces, envuelto por el vaho de la más lejanísima frontera,

y te buscas en mí que casi ya no estoy, o apenas si soy yo,

entera todavía,

y los dos resurgimos como desde un Jordán guardado en la memoria.

Los mismos otra vez, otra vez en cualquier lugar del mundo,

a pesar de la noche acumulada en todos los rincones,


los sollozos y el viento.

Pero no; ya no estamos. Fue un temblor, un relámpago, un suspiro,

el tiempo del milagro y la caída.

Se destempló el azogue, se agitaron las aguas y te arrastró el oleaje

más allá de la última frontera, hasta detrás del vidrio.

Imposible pasar.

Aquí, frente al espejo, yo, la inevitable:

una imagen en sombras y toda la soledad multiplicada.



6 comentarios:

Pablo M dijo...

Nadie puede escapar de sí mismo ni de su reflejo ni de su sombra. No hay salida.

F. dijo...


He terminado de pintar el cuarto-despensa. En el techo, un trampantojo que representa el triunfo y gloria de Simeón Estilita subido a su columna de pórfido, desde cuyo capitel extiende los brazos a un Pantocrátor encapsulado en su mandorla flamígera, tal que el halo fulgente de Nuestra Señora de Guadalupe. Unos putis revolotean en torno a sus  sandalias y un grifo araña la base de la columna en un vano intento de trepar hasta el santo y devorarlo.
En la pared de la derecha según se entra, una alegoría de la remontada del Río de la Plata por parte de Juan Díaz de Solís, dispuesta en viñetas a la manera de los cómics actuales o de los antiguos retablos callejeros, desde la primera, en que se le ve desembarcando de una carabela, a la última, cociéndose en un perol.  En la de la izquierda, dos planos pictóricos superpuestos y separados por una orla de grutescos: arriba, la batalla de Gaugamela y en la de abajo Leónoidas en las Termópilas,  empuñando la jabalina al frente de sus Trescientos. La pena es que, cuando coloque las estanterías metálicas y apile en ellas cajas de cartón, menaje de cocina y latas de conserva..., poco se va a ver de estos frescos que me llevó pintarlos la tarde de ayer y buena parte del día de hoy.

El bachiller Sansón Karrasko dijo...

Amigo F: déjanos ver alguna foto o imagen. Hay algo que hayas puesto en la Red. Si lo has subido o piensas hacérlo, dínoslo. Se te quiere.

BSK dijo...

Te preguntaba. Omití poner la interrogación: " ¿Hay algo...?". Perdón, tecleo desde el móvil y el coche ( pero parado, eh?)

F. dijo...

Me encanta, Bachiller, que me tengáis por capaz de semejante fazaña.
Abrazo.

hAiKu dijo...

No sufre arritmias,
ni vahídos, ni estrés
el señor Tiempo.

(CUQUI COVALEDA)