miércoles, 30 de agosto de 2017
Los espejos (por Jorge Luis Borges)
Yo que sentí el horror de los espejos
no sólo ante el cristal impenetrable
donde acaba y empieza, inhabitable,
un imposible espacio de reflejos
sino ante el agua especular que imita
el otro azul en su profundo cielo
que a veces raya el ilusorio vuelo
del ave inversa o que un temblor agita
y ante la superficie silenciosa
del ébano sutil cuya tersura
repite como un sueño la blancura
de un vago mármol o una vaga rosa,
hoy, al cabo de tantos y perplejos
años de errar bajo la varia luna,
me pregunto qué azar de la fortuna
hizo que yo temiera los espejos.
Espejos de metal, enmascarado
espejo de caoba que en la bruma
de su rojo crepúsculo disfuma
ese rostro que mira y es mirado,
infinitos los veo, elementales
ejecutores de un antiguo pacto,
multiplicar el mundo como el acto
generativo, insomnes y fatales.
Prolonga este vano mundo incierto
en su vertiginosa telaraña;
a veces en la tarde los empaña
el hálito de un hombre que no ha muerto.
Nos acecha el cristal. Si entre las cuatro
paredes de la alcoba hay un espejo,
ya no estoy solo. Hay otro. Hay el reflejo
que arma en el alba un sigiloso teatro.
Todo acontece y nada se recuerda
en esos gabinetes cristalinos
donde, como fantásticos rabinos,
leemos los libros de derecha a izquierda.
Claudio, rey de una tarde, rey soñado,
no sintió que era un sueño hasta aquel día
en que un actor mimó su felonía
con arte silencioso, en un tablado.
Que haya sueños es raro, que haya espejos,
que el usual y gastado repertorio
de cada día incluya el ilusorio
orbe profundo que urden los reflejos.
Dios (he dado en pensar) pone un empeño
en toda esa inasible arquitectura
que edifica la luz con la tersura
del cristal y la sombra con el sueño.
Dios ha creado las noches que se arman
de sueños y las formas del espejo
para que el hombre sienta que es reflejo
y vanidad. Por eso nos alarman.
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8 comentarios:
Le di la vuelta
y detrás sólo había
cristal y azogue.
(CUQUI COVALEDA)
azogue1.
Del ár. hisp. azzáwq, este del ár. clás. zāwq o zā'ūq, y este del pelvi zīwag.
1. m. mercurio.
Los espejos se fabricaban por procedimientos que consistían en la reducción de las sales de mercurio (azogue), al estado metálico, que adherido a los cristales determinaba la formación de los espejos.
Este proceso se conocía con el nombre de azogado, de azogue, mercurio.
LA CEGUERA DE BORGES
Borges fue un ciego tardío; no es lo mismo no haber visto nunca el mar, un color, la cara de una hermosa, que tener de ellos recuerdo fehaciente. Borges no hubiera sido Borges de haber nacido ciego de toda negritud. Y digo mal de negritud, que los ciegos ven en su cabeza las auroras boreales más barrocas, el arco iris de colores nunca vistos, miriadas de estrellas negras en campos de gules esplendentes, la quebrada del rayo, el reflector de luz de los cañones antiaéreos.
Novela:
Cuento inflado. Especie de composición que guarda con la literatura la misma relación que el panorama guarda con el arte. Como es demasiado larga para leer de un tirón, las impresiones producidas por sus partes sucesivas son sucesivamente borradas, como en un panorama. La unidad, la totalidad del efecto, es imposible porque aparte de las escasas páginas que se leen al final, todo lo que queda en la mente es el simple argumento de lo ocurrido antes. La novela realista es al relato fantástico lo que la fotografía es a la pintura. Su principio básico, la verosimilitud, corresponde a la realidad literal de la fotografía y la ubica dentro del periodismo; mientras que la libertad del relato fantástico no tiene más límites que la imaginación del narrador. Los tres principios esenciales del arte literario son imaginación, imaginación e imaginación. El arte de escribir novelas, en la medida en que pudo llamarse arte, ha muerto hace mucho en todo el mundo, salvo en Rusia, donde es nuevo. Paz tengan sus cenizas… algunas de las cuales aún se venden mucho.
(BIERCE)
Más simple. Novela :
: cuento estirado. Relato alargado innecesaria y bostezablemente. Desconocimiento flagrante de las más elementales reglas de la síntesis narrativa. Interposición de accesoriedades tangenciales que empañan y difuminan la trama.
Presunción de aburrimiento lector: "Toda novela es un coñazo mientras no se demuestre lo contrario".
Y por eso Borges nunca nunca nunca escribió una novela.
Para vivir bien,
mucho más que "dónde"
importa "con quién".
Si le hubiera cortado las alas
habría sido mío,
no se habría escapado.
Pero así
ya no sería más un pájaro
y lo que yo amaba era
un pájaro.
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