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martes, 19 de junio de 2018

Y el silencio se llena de tus pasos (por Vicente Huidobro)


Venía hacia mí por la sonrisa
Por el camino de su gracia
Y cambiaba las horas del día
El cielo de la noche se convertía en el cielo del amanecer
El mar era un árbol frondoso lleno de pájaros
Las flores daban campanadas de alegría
Y mi corazón se ponía a perfumar de alegría.

Van andando los días a lo largo del año
¿En dónde estás?
Me crece la mirada
Se me alargan las manos
En vano la soledad abre sus puertas
Y el silencio se llena de tus pasos de antaño
Me crece el corazón
Se me alargan los ojos
Y quisiera pedir otros ojos
Para ponerlos allí donde terminan los míos
¿En dónde estás ahora?
¿Qué sitio del mundo se está haciendo tibio con tu presencia?
Me crece el corazón como una esponja
O como esos corales que van a formar islas
Es inútil mirar los astros
O interrogar las piedras encanecidas
Es inútil mirar ese árbol que te dijo adiós el último
Y te saludará el primero a tu regreso
Eres sustancia de lejanía
Y no hay remedio
Andan los días en tu busca
A qué seguir por todas partes la huella de sus pasos
El tiempo canta dulcemente
Mientras la herida cierra los párpados para dormirse
Me crece el corazón
Hasta romper sus horizontes
Hasta saltar por encima de los árboles
Y estrellarse en el cielo
La noche sabe qué corazón tiene más amargura

Sigo las flores y me pierdo en el tiempo
De soledad en soledad
Sigo las olas y me pierdo en la noche
De soledad en soledad
Tú has escondido la luz en alguna parte
¿En dónde? ¿En dónde?
Andan los días en tu busca
Los días llagados coronados de espinas
Se caen se levantan
Y van goteando sangre
Te buscan los caminos de la tierra
De soledad en soledad
Me crece terriblemente el corazón
Nada vuelve
Todo es otra cosa
Nada vuelve nada vuelve
Se van las flores y las hierbas
El perfume apenas llega como una campanada de otra provincia.



5 comentarios:

Pablo M dijo...

Hay ausencias omnipresentes.

Fuego de palabras dijo...

Si antes me hubieran dicho
“—Olvidarás a quien amas”,
mil veces habría jurado:
“—Eso no sucederá nunca.”
Pero ya que tras un largo desdén
fuerza es que venga el olvido,
bendito sea tu desdén,
pues que trabaja y se fatiga en curarme.
Ahora me maravillo del olvido,
como antes me maravillaba de la firmeza,
y veo ya tu amor como unas brasas
que arden, pero bajo la ceniza.


(IBN HAZM DE CÓRDOBA)


Cide Hamete Benengeli dijo...

No me mires, moreno,
quando te miro,
que se encuentran las almas
por el camino.

ORáKULO dijo...

El futuro no existe, pero existirá.

Lloviendo amares dijo...

Me puse nerviosísimo creyendo
que apenas duraría aquel prodigio,
tan prosaico es el viento, y sin pensarlo
corrió mi corazón hasta el sepulcro donde a Dios le pusimos.
Levántate, le dije, resucita:
el ciruelo está en flor
y no hay por aquí cerca ningún otro
de igual rango que tú
a quien darle las gracias.

(TRAPIELLO)