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domingo, 15 de julio de 2018

Qué cosa más rara (por Edna St. Vincent Millay)


Cielo gris que te extiendes por encima de los abetos
que inclina el peso de la nieve,
¿al caer la tarde no viste al astado gamo con su hembra
en el manzanar? Yo los vi. Los vi súbitamente
huir, levantadas las colas y, en sus saltos -lentos,
elegantes y largos- atravesar la cerca
de los bosques de abetos inclinados por el peso de la nieve.

Ahora el gamo yace aquí, y su sangre mancha la nieve.

Qué cosa más rara es la muerte:
ha puesto las rodillas y las astas del ciervo
en la nieve.

Qué cosa más extraña (a una milla de aquí,
bajo los nevados abetos que, llegado el momento
se descargan un poco, sueltan una pluma de nieve)
es la vida, mirando, atenta,
desde las pupilas de la hembra.


5 comentarios:

Pablo M dijo...

Es muy corto el trayecto de una acera a otra.

Fuego de palabras dijo...

Me mira, me habla



en esta noche de insomnio.





Yo escucho, escucho



pero sólo oigo su risa



que sale del espejo.





Sus labios se mueven



Hablan y son los míos.


(ALEJANDRO CESARIO)

Cide Hamete Benengeli dijo...

Cogí un pájaro del río
y lo acabé de criar;
y fue tan agradecío
que cuando lo eché a volar
se volvió hacia el hombro mío.

Lloviendo amares dijo...

Así que la vida está hecha de esto...
Del día que pasé la lengua por el suelo
de aviones e Himalayas, de turba, de consuelo, del culo de la Paca.
De todas las moscas del verano
de mi madre y el queso y los bautizos
de cosas redondas, ovaladas, parabólicas
de isósceles, pentágonos, camadas
de ñúes y laureles de César. De humo. De canallas.
De un día veintisiete y de otro nublado.
De un as de corazones en mitad del asfalto.
De violines y tablas de náufrago y de fresas y mangos
de sartén.
De bisturís y de anclas de barco.
De túes y de yoes y naranjas y útiles del campo y de toallas y
toneles de vino.
De pis en las farolas, de granizo y de limo y
a veces
de estrellas fugaces, de un eco, de una llama
-¿recuerdas aquel faro?-
en mitad del espacio.
De perros y de nietos y onzas de chocolate y abedules
de una sombra infinita.
De ya no te quieros. De perdonamés.
De culos de botella y de tazas del té.
De trenes que se pierden, de cartas que se ganan,
de paraguas abiertos y de puertas cerradas.
De cal y de arena y en la orilla castillos que las olas se tragan.
De abrazos y de entierros y de bares y gatos.
De ahoras.
De me voy a poner a cocer papas.
De quítate las bragas.
De voy a por tabaco o de esto ¿cómo se llama? Putadas.
De se ha muerto mi padre, de estás más delgada, de sís; pero nos.
De ositos de peluche. De sábanas blancas.
De limones y efectos mariposas y pelos de pincel.
Del buuuu de las ballenas y del croac de los sapos y del cri de los grillos y de glops y de chis y de huys y de oe
oe
oe.
Y tal vez de mañana tal vez.
Nadie lo sabe.
Por eso es tan... emocionante.

(BILLY MacGREGOR)

casa de citas dijo...


La persona que no se ha liberado de los vínculos con la sangre y el suelo aún no ha nacido plenamente como ser humano.

(ERICH FROMM)