Verdad, sí, sí; ya habéis los dos sanado
mi locura.
El mundo me ha mostrado, abierta
y blanca, con vosotros,
la palma de su mano, que escondiera
tanto, antes, a mis ojos
abiertos, ¡tan abiertos
que estaban ciegos!
¡Tú, mar, y tú, amor, míos,
cual la tierra y el cielo fueron antes!
¡Todo es ya mío, todo, digo, nada
es ya mío, nada!
3 comentarios:
Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar.
El hongo de Hiroshima.
El ENIAC, con sus 16.000 lámparas de vacío.
La fulgurante Guerra de los Seis Días.
El Voyager planeando sobre Júpiter.
La caída del Muro de Berlín.
Y gira y gira el tiempo como una campana enloquecida:
años, años, años
hacia atrás.
Y se detiene
en España. Castilla. Era del Señor
de 1376:
“Doy fee de los averes de la defuncta
Antonia Huete:
una sillica,
un crucifixo,
una tinaxa de agua”.
Y ahora se inicia
la pequeña vida
del sobreviviente de la catástrofe del amor:
Hola, perros pequeños,
hola, vagabundos,
hola, autobuses y transeúntes.
Soy una niña de pecho
acabo de nacer
del terrible parto del amor. Ya no amo.
Ahora puedo ejercer en el mundo
inscribirme en él
soy una pieza más del engranaje.
Ya no estoy loca.
(CRISTINA PERI ROSSI)
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