miércoles, 5 de mayo de 2010
Así dije al Yeti (por Wislawa Szymborska)
Así, pues, esto es el Himalaya.
Montañas corriendo hacia la luna.
El instante del despegue detenido
en un cielo rasgado.
Un desierto de nubes lleno de agujeros.
Un golpe en la nada.
El eco: un mudo blanco.
Silencio.
Yeti, abajo es miércoles,
hay abecedario y pan,
dos y dos son cuatro,
y la nieve se funde.
Hay una manzana roja
partida en cuatro.
Yeti, entre nosotros
no sólo existe el crimen.
Yeti, no todas la palabras
condenan a muerte.
Heredamos la esperanza,
regalo del olvido.
Verás cómo entre ruinas
parimos niños.
Yeti, tenemos a Shakespeare.
Yeti, tocamos el violín.
Yeti, al anochecer
prendemos la luz.
Aquí, ni luna ni tierra,
y se congelan las lágrimas.
¡Oh, Yeti, casi hombre de la luna,
piénsalo y vuelve!
Así dije, a gritos, al Yeti
entre las cuatros paredes de avalanchas,
y para entrar en calor pateaba
en las nieves eternas.
Montañas corriendo hacia la luna.
El instante del despegue detenido
en un cielo rasgado.
Un desierto de nubes lleno de agujeros.
Un golpe en la nada.
El eco: un mudo blanco.
Silencio.
Yeti, abajo es miércoles,
hay abecedario y pan,
dos y dos son cuatro,
y la nieve se funde.
Hay una manzana roja
partida en cuatro.
Yeti, entre nosotros
no sólo existe el crimen.
Yeti, no todas la palabras
condenan a muerte.
Heredamos la esperanza,
regalo del olvido.
Verás cómo entre ruinas
parimos niños.
Yeti, tenemos a Shakespeare.
Yeti, tocamos el violín.
Yeti, al anochecer
prendemos la luz.
Aquí, ni luna ni tierra,
y se congelan las lágrimas.
¡Oh, Yeti, casi hombre de la luna,
piénsalo y vuelve!
Así dije, a gritos, al Yeti
entre las cuatros paredes de avalanchas,
y para entrar en calor pateaba
en las nieves eternas.
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5 comentarios:
El primero en disculparse es el más valiente.
El primero en perdonar es el más fuerte.
Y el primero en olvidar es el más feliz.
El Kamasutra
ya estaba, todo entero,
en los bonobos.
(RAFAEL BALDAYA)
Cuando quise, no quisiste,
y ahora que quieres, no quiero.
Pasa las penas de amores,
que yo las pasé primero.
Más vale un “por si acaso” que un “¡válgame Dios!".
Os amo idealismo y realismo,
como agua y piedra
sois
partes del mundo,
luz y raíz del árbol de la vida.
No me cierren los ojos
aun después de muerto,
los necesitaré aún para aprender,
para mirar y comprender mi muerte.
Necesito mi boca
para cantar después, cuando no exista.
Y mi alma y mis manos y mi cuerpo
para seguirte amando, amada mía.
Sé que no puede ser, pero esto quise.
(NERUDA)
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