lunes, 31 de mayo de 2010
En tal caso (por Saiz de Marco)
Proust pudo casarse con una muchacha en flor
y tener hijos.
Cogidos de la mano, los llevaría al colegio
y les ayudaría después con los deberes.
En tal caso no habría siete tomos de
En busca del tiempo perdido.
(Y bueno, y qué pasa.)
Kafka pudo casarse con Felice o Milena.
Largas noches de amor,
niños en el jardín
y domingos de té y pastas en casa de su suegra.
Entonces no tendríamos Metamorfosis, Proceso ni Castillo.
(Y bueno, y qué importa.)
Pessoa pudo casarse con Ophelia Queiroz.
Lo habrían visto por las calles de Lisboa
empujando un carrito de bebé.
Podría, quizá, haber sido feliz.
En tal caso no habría heterónimos, Tabaquería
ni libro del Desasosiego.
(Y bueno, y qué más da.)
y tener hijos.
Cogidos de la mano, los llevaría al colegio
y les ayudaría después con los deberes.
En tal caso no habría siete tomos de
En busca del tiempo perdido.
(Y bueno, y qué pasa.)
Kafka pudo casarse con Felice o Milena.
Largas noches de amor,
niños en el jardín
y domingos de té y pastas en casa de su suegra.
Entonces no tendríamos Metamorfosis, Proceso ni Castillo.
(Y bueno, y qué importa.)
Pessoa pudo casarse con Ophelia Queiroz.
Lo habrían visto por las calles de Lisboa
empujando un carrito de bebé.
Podría, quizá, haber sido feliz.
En tal caso no habría heterónimos, Tabaquería
ni libro del Desasosiego.
(Y bueno, y qué más da.)
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3 comentarios:
Creer, negar, dudar son al hombre lo que el galope al caballo.
(PASCAL)
El niño que no se cae nunca, no aprende a caminar.
En realidad ningún yo, ni siquiera el más ingenuo, es una unidad, sino un mundo altamente multiforme, un pequeño cielo de estrellas, un caos de formas, de gradaciones y de estados, de herencias y de posibilidades. Que cada uno individualmente se afane por tomar a este caos por una unidad y hable de su yo como si fuera un fenómeno simple, sólidamente conformado y delimitado claramente: esta ilusión natural a todo hombre (aun al más elevado) parece ser una necesidad, una exigencia de la vida, lo mismo que el repirar o el comer.
(HESSE)
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