domingo, 22 de agosto de 2010
A nosotros también nos llamó el mar (por Saiz de Marco)
En la playa se fue haciendo de noche, pero el mar me pedía seguir dentro.
Hasta entonces no había reparado en ésos que a mi lado flotaban: Los pálpitos, las ilusiones, los destellos fugaces de alegría… También la decepción, los desengaños, todo cuanto perdí por el camino…
Allí estaban, flotando junto a mí.
Extendí mis brazos para abarcarlos. Removí unos con otros y les dije:
“No sabía que vivierais aquí, ni que fuerais amigos unos de otros”.
“No vivimos aquí” -me contestaron. “Hemos salido al mecer de las olas: a nosotros también nos llamó el mar. En realidad estábamos en ti, y ahora tenemos ya que volver dentro”.
“Ya entiendo” -añadí entonces. “Sois yo”.
Asintieron. Y uno a uno fueron entrando, regresando al lugar donde me viven.
Hasta entonces no había reparado en ésos que a mi lado flotaban: Los pálpitos, las ilusiones, los destellos fugaces de alegría… También la decepción, los desengaños, todo cuanto perdí por el camino…
Allí estaban, flotando junto a mí.
Extendí mis brazos para abarcarlos. Removí unos con otros y les dije:
“No sabía que vivierais aquí, ni que fuerais amigos unos de otros”.
“No vivimos aquí” -me contestaron. “Hemos salido al mecer de las olas: a nosotros también nos llamó el mar. En realidad estábamos en ti, y ahora tenemos ya que volver dentro”.
“Ya entiendo” -añadí entonces. “Sois yo”.
Asintieron. Y uno a uno fueron entrando, regresando al lugar donde me viven.
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3 comentarios:
Piensa en lo que existe y pregúntate por qué. Piensa en lo que no existe y pregúntate por qué no.
Toda esa ex-gente
del cementerio: toda
esa no gente.
(RAFAEL BALDAYA)
Las torres empinadas
están expuestas
a sufrir los efectos
de las tormentas.
Porque los rayos
buscan siempre los techos
más elevados.
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