viernes, 3 de diciembre de 2010
Todo está controlado (por Chantal Maillard)
Una mujer temblorosa aprieta
el brazo de su acompañante.
Él vuelve hacia ella un rostro
tan largo como un número de serie
y dice: “El sesenta por ciento de los muertos
por accidente en carretera
son peatones”.
La mujer deja de temblar: todo está controlado.
A punto estuvo de creer que algo
anormal ocurría,
algo a lo cual debía responder
con un grito, un espasmo,
un ligero anticipo de la carne
ante la gran salida, pero no:
aquello es conocido y ya no la involucra;
le pertenece a otros. Y él añade: “Han llamado
a una ambulancia”, y ella se relaja,
su angustia la abandona:
el orden nos exime de ser libres,
de despertar en otro, de despertar por otro.
A punto estuvo de gritar, desde esa carne ajena,
pero el orden contuvo a tiempo ese delirio.
el brazo de su acompañante.
Él vuelve hacia ella un rostro
tan largo como un número de serie
y dice: “El sesenta por ciento de los muertos
por accidente en carretera
son peatones”.
La mujer deja de temblar: todo está controlado.
A punto estuvo de creer que algo
anormal ocurría,
algo a lo cual debía responder
con un grito, un espasmo,
un ligero anticipo de la carne
ante la gran salida, pero no:
aquello es conocido y ya no la involucra;
le pertenece a otros. Y él añade: “Han llamado
a una ambulancia”, y ella se relaja,
su angustia la abandona:
el orden nos exime de ser libres,
de despertar en otro, de despertar por otro.
A punto estuvo de gritar, desde esa carne ajena,
pero el orden contuvo a tiempo ese delirio.
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10 comentarios:
Grandísima Chantal. He apretado el brazo de mi acompañante al leer estos versos. Apunto estuve de gritar.
muy bueno
Hola, Jorge. Hacía mucho que no te veíamos por aquí. Nos alegra que te guste lo que seleccionamos, o al menos algunos de los poemas. Un saludo muy cordial.
Quien no sabe callar, no sabe hablar.
Complicar es más fácil que simplificar.
Cada cosa a su tiempo, y los nabos en adviento.
Crece el fuego con el viento,
con la noche el padecer,
con el recuerdo la pena,
con los celos el querer.
Vale más trote largo que galope corto.
(proverbio chileno)
Cada hombre es un abismo, y cada mujer lo mismo.
Un hombre que se respeta a sí mismo no tiene patria.
(CIORAN)
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