sábado, 2 de abril de 2011
Canción de amor de la joven loca (por Sylvia Plath)
Cierro los ojos y el mundo muere;
levanto los párpados y otra vez nace todo.
(Creo que te inventé en mi mente.)
Las estrellas salen valseando en azul y rojo,
sin sentir galopa la negrura.
Cierro los ojos y el mundo muere.
Soñé que me hechizabas en la cama.
Cantabas el sonido de la luna, me besabas locamente.
(Creo que te inventé en mi mente).
Dios cae del cielo, las llamas del infierno se debilitan:
Escapan serafines y soldados de satán:
Cierro los ojos y el mundo muere.
Imaginé que volverías como dijiste,
pero crecí y olvidé tu nombre.
(Creo que te inventé en mi mente.)
Debí haber amado al pájaro de trueno, no a ti;
al menos cuando la primavera llega ruge nuevamente.
Cierro los ojos y el mundo muere.
(Creo que te inventé en mi mente.)
levanto los párpados y otra vez nace todo.
(Creo que te inventé en mi mente.)
Las estrellas salen valseando en azul y rojo,
sin sentir galopa la negrura.
Cierro los ojos y el mundo muere.
Soñé que me hechizabas en la cama.
Cantabas el sonido de la luna, me besabas locamente.
(Creo que te inventé en mi mente).
Dios cae del cielo, las llamas del infierno se debilitan:
Escapan serafines y soldados de satán:
Cierro los ojos y el mundo muere.
Imaginé que volverías como dijiste,
pero crecí y olvidé tu nombre.
(Creo que te inventé en mi mente.)
Debí haber amado al pájaro de trueno, no a ti;
al menos cuando la primavera llega ruge nuevamente.
Cierro los ojos y el mundo muere.
(Creo que te inventé en mi mente.)
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8 comentarios:
gracias por esta pagina!
Nunca había leído a Sylvia Plath y me enamoró este poema, me dio ganas de leer más de escribir, me dio ganas
Antes de la catástrofe está el orgullo; y antes de la caída, el espíritu altanero.
(del LIBRO DE LOS PROVERBIOS, Biblia, anónimo)
Siempre gustan del misterio
las cositas del querer.
Amores, para ser buenos,
calladitos han de ser.
Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia.
(CLARKE)
Para cada hombre sabio hay otro que sabe más.
(proverbio hebreo)
¡Qué pequeño es aquello contra lo que luchamos, pero lo que contra nosotros lucha qué grande es!
(RILKE)
Buscamos en la lejanía causas que suelen estar muy cerca, en nosotros mismos.
(LICHTENBERG)
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