lunes, 11 de abril de 2011
Y muerto el combatiente (por César Vallejo)
Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Se le acercaron dos y repitiéronle:
«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Entonces todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar…
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Se le acercaron dos y repitiéronle:
«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Entonces todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar…
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11 comentarios:
Curioso: un cadáver se va muriendo (hay diecisiete grados de cadaveridad) y la Humanidad entera (o sea, las polis del Egeo) lo llora unánime.
Ni el buen Héctor concitó tanto duelo.
Creo que tengo la solución del enigmático prodigio: quien así lo narra es Aquiles; quien así muere es Patroclo.
El amor del pélida por el aguerrido efebo obró el prodigio. Dicen...
Y lo dicen los aqueos vencedores. Y los vencedores son los que escriben las epopeyas, los que dan fe de lo acontecido, los que cuentan la Historia.
Pasados a cuchillo los troyanos, el mundo "era" sólo la Confederación.
Patroclo renació..., pues así lo quiso Tetis.
Ningúna madre acepta la infelicidad de un hijo si está de su mano evitarla.
Y así Patroclo volvió a la vida.
Nuestro hombre es, pues, Patroclo.
Resuelto.
Mar Egeo: leí hace muchos años la Ilíada y la Eneida, pero no tengo tan frescas como tú esas historias homéricas y virgilianas. A mí el poema de Vallejo me parece más bien un alegato contra la violencia humana: si toda la humanidad (toda-toda) dejara de matar y guerrear, los muertos de todas las batallas regresarían... No, no es así, pero resulta bonito pensarlo. Homero y Virgilio, por el contrario, idealizaban la guerra, no nos describieron (tal vez porque no lo vieron: Homero, según se dice, era ciego) las vísceras eventradas, las moscas verdes y azules succionando tripas de troyanos y tirios.
Si la Humanidad (toda-toda) dejara de guerrear para siempre, los muertos no iban a regresar a la vida.
Pero serían el humus que fertiliza los campos de cereales; algunos irredentos festonearian de amapolas las cunetas de los caminos; serían otros pasto de los peces abisales.
Hoy, sin embargo, los potentes bulldozers arrasan los trigales y brotan como hongos deformes los Carrefoures y las gasolineras. Las cunetas son estériles canales de hormigón. Y los peces..., los peces radiactivos alumbran las noches del Pacífico, tal que si poseyeran la lamparilla eléctrica de los siluros amazónicos.
Gloriosos los tiempos en que los dioses formaban banderías y la sangre empapaba los campos de la Hélade.
Entonces las guerras no podían acabar con la humanidad (a lo sumo con un pueblo, una raza). Ahora sí pueden. Afortunadamente todavía los Sadam Husein, Gadafi, etc no han conseguido disponer de armamento atómico. En su día Hitler estuvo cerca de lograrlo (y a buen seguro las habría hecho caer en Londres y otras ciudades), pero Einstein alertó a EEUU y éstos se adelantaron (y las usaron contra Japón -ya se sabe: Hiroshima y Nagasaki-). Si este tipo de armas cae en poder de ciertos sátrapas, el fin de la humanidad estará cerca. Así que al final la dicotomía está bastante clara: o el ser humano acaba con la guerra, o la guerra acabará con el ser humano. Por tanto, puede que la utopía de un mundo sin guerras se realice, pero no tanto por idealismo, sino por puro miedo.
¿Qué me cuenta usted, Miss Emily? ¿Que la "pax" atómica depende de que los moracos tengan o no el arma nuclear? Curioso sesgo el suyo, cuando elige a dos pueblos musulmanes (por cierto, con el mayor indice de desarrollo humano que muchos otros países del mundo (tercer)"libre".
¿Ni una palabra de sospecha para con la agresiva (y ultrafundamentalista) Israel, armada hasta los dientes con armas (esas sí de destruccción masiva)? ¿Habrá que bailarles el agua creyendo que el peligro estriba en que Irán tenga a punto ingenios nucleares? ¿Y los que los impúdicos judíos tienen no matan moritos, tíos?
¿O es que a usted le han comido el coco los anglosajones (y su servil palanganería) con aquello de que el peligro ha de esperarse de parte de las razas fuertemente pigmentadas?
Que se sepa (y usted lo dice) los únicos criminales que han masacrado a la población civil con bombas atómicas han sido los actuales líderes del "mundo libre", que no habrán hecho ulterior uso de ellas porque (y esa es su desgraciada cortapisa) la radiación nuclear es como un boomerang, que lo tiras al canguro, le abre la cresta, pero regresa a tí..., y te puede peinar a raya si estás desprevenido.
Sepa, doña Emily, que la carencia de escrúpulos que se puso de manifiesto cuando se inmoló (además está claro que se trataba de un depravado "experimento") a las dos ciudades japonesas, es esperable hoy en día de aquella parte, porque en los lustros transcurridos no ha mejorado la ética, la decencia, la democracia en aquella potencia agresora (yo diría nacida para matar).
Y si usted piensa que la supervivencia de la Humanidad depende de que el arma nuclear esté o no en poder de determinados "sátrapas" belicosos, sepa que HOY las tiene en cantidades fabulosas aquellos menos dignos de confianza.
Quienes hicieron "lo" de Vietnam", o "lo" de Irak , destruirían el resto del mundo si ello fuese posible: quiere decirse que si la lluvia radiactiva fuese como la lluvia de abril en Sevilla. O el orbayo de la ribera cantábrica.
PD.- Me disgusta lo que ha dicho.
Pues no sé muy bien. Lo que creo es que, efectivamente, durante la guerra fría EEUU y la Unión Soviética no se atrevieron a usar sus arsenales atómicos, en buena medida por eso que llamas el "efecto boomerang" (o más bien porque el enemigo también disponía de misiles con cabeza nuclear apuntando a sus ciudades). Por eso no se usaron tampoco armas atómicas en Vietnam ni en Corea, donde las superpotencias se enfrentaron y sólo emplearon armas "convencionales" (bueno, creo que también napalm).
Pero sí, sinceramente creo que nuestra esperanza es nuestro miedo. Es decir: que el factor que más nos protege del armamento nuclear es ese efecto expansivo, y la constatación de que con armas atómicas no se puede ganar una guerra, porque, si hay una guerra nuclear, será la última guerra (RIP por el homo sapiens, tal vez también por toda la vida en el planeta -salvo, quizá, las cucarachas).
Desde la guerra fría tal vez hemos avanzado algo, no mucho. Pero la única esperanza es, como siempre, que la humanidad tome el control de la Tierra y haga desaparecer el flagelo del imperialismo y la desigualdad, que es, a la postre, lo que provoca todas las guerras.
Háblame del mar, marinera:
haz el amor,
olvida la guerra.
Por favor.
La belleza del poema está en la cadencia de las palabras y los poemas de esta naturaleza estan hechos para despertar el sueño idealistas de las personas.
Las personas somos responsables de la muerte de otras personas pero no pensemos en la muerte como algo meramente físico puedes pensar en la muerte de la persona a nivel espiritual porque tanto horror en el mundo hace que la gente muera en la miseria humana, en la pobreza del espiritu y tanto horror hace que la PERSONA muera y solo quede la carcaza, el cuerpo como tal sin vida y sin espiritu que le de VIDA
La belleza del poema esta en la cadencia de sus palabras, y poemas como este buscan despertar el sentido idealista de las personas.
Además no consideremos la muerte como meramente FISICA, existe la muerte de la PERSONA HUMANA, de la esencia humana, la que muere día a día por los horrores que ocurren a nuestro alrededor, y los horrores que nosotros mismos cometemos. Queda la MUERTE de la ESENCIA HUMANA al contemplar especialmente los resultados de toda guerra...y sólo quedan seres MUERTOS dentro de CUERPOS con vida.
Por música no debe entenderse sólo aquélla que se toca, sino también la que queda eternamente por tocar.
(PESSOA)
Stefan Zweig
no lleva nunca euros
en el bolsillo.
(CUQUI COVALEDA)
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