sábado, 14 de mayo de 2011
La criatura perfecta (por Zbigniew Herbert)
La piedra
La piedra es la criatura
perfecta
igual a sí misma
vigilante de sus fronteras
exactamente repleta
de pétreo sentido
con un aroma que a nada recuerda
a nadie espanta no despierta codicia
su ardor y frío
son justos y están llenos de dignidad
siento su duro reproche
cuando la apreso en mi mano
y su noble cuerpo
absorbe el falso calor
Las piedras no se dejan domesticar
hasta el final nos mirarán
con su mirada tranquila clarísima
La piedra es la criatura
perfecta
igual a sí misma
vigilante de sus fronteras
exactamente repleta
de pétreo sentido
con un aroma que a nada recuerda
a nadie espanta no despierta codicia
su ardor y frío
son justos y están llenos de dignidad
siento su duro reproche
cuando la apreso en mi mano
y su noble cuerpo
absorbe el falso calor
Las piedras no se dejan domesticar
hasta el final nos mirarán
con su mirada tranquila clarísima
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4 comentarios:
Ningún hombre es sabio todo el tiempo, así como ninguno carece de su lado ciego.
(ERASMO DE RÓTTERDAM)
Fracasa de nuevo. Fracasa mejor.
(BECKETT)
De la Sierra Morena
vienen bajando
un par de ojitos negros
de contrabando.
Ser las raíces. En el subsuelo al que jamás
desciende un rayo. Donde la luz nunca echa un vistazo.
Una rama sin pájaro. Una rama sin hojas.
La fuente de un manantial en la más fina red de fibra
que no debe romperse. El duro trabajo de las raíces.
Sin respiro. (Hasta el sueño de invierno sólo es aparente.)
Almacenar. Alimentar. Saciar. Ser un vínculo mudo
entre el amargo final y la vida. Negado por su propio ser
y tullido para permitir que la flor blanca
celebre el sol,
el poder de la revelación de la belleza.
Ser las raíces. Y no envidiar la flor.
(BELSEVICA)
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