lunes, 30 de mayo de 2011
No es mi muerte lo que me preocupa (por Charles Bukowski)
Esperando la muerte
como un gato
que va a saltar sobre
la cama
me da tanta pena
mi mujer
Ella verá este
cuerpo
blanco
rígido
Lo zarandeará una vez y luego
quizás
otra:
¡ Hank !
Hank no
responderá.
No es mi muerte lo que
me preocupa, es mi mujer
que se quedará con este
montón de
nada.
Quiero que
sepa
sin embargo
que todas las noches
que he dormido a su lado
incluso las discusiones
más inútiles
siempre fueron
algo espléndido
Y esas difíciles
palabras
que siempre temí
decir
pueden decirse
ahora:
Te amo.
como un gato
que va a saltar sobre
la cama
me da tanta pena
mi mujer
Ella verá este
cuerpo
blanco
rígido
Lo zarandeará una vez y luego
quizás
otra:
¡ Hank !
Hank no
responderá.
No es mi muerte lo que
me preocupa, es mi mujer
que se quedará con este
montón de
nada.
Quiero que
sepa
sin embargo
que todas las noches
que he dormido a su lado
incluso las discusiones
más inútiles
siempre fueron
algo espléndido
Y esas difíciles
palabras
que siempre temí
decir
pueden decirse
ahora:
Te amo.
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11 comentarios:
Parece que el ahora moribundo Hank pasaba las noches discutiendo con su mujer. Espléndidas e inútiles discusiones las llama él.
En la cama no, por favosss...
Hablar con la amante en decúbito supino (o lateral) de lo oportuno de la legalización de Bildu, o de si fue lúcido o no darle unas patadas en el culo al alcalde de Córdoba (llegado resién de allí me hallo), en lugar de pateárselo al monclovita, me parecería fuera de lugar. Por eso visiono la película de la debacle electoral en mi solitaria pantalla craneal, cuando empiezo a oír la respiración de la bella durmiente a mí adosada.
A mí lo que me llama más la atención del poema es la referencia a las "palabras difíciles" que siempre temía decir, "Te amo", y que al parecer Hank muere sin decirlas, sin decírselas a su mujer. ¿Por qué nos cuesta (aunque, bueno, más a unas personas que a otras, quizá más a los varones que a las mujeres), por qué cuesta tanto expresar lo que sentimos?
Cuesta, Emilia, cuesta.
Creo que es una cuestión de orgullo, de amor propio mal entendido. En sociedades tan competitivas como las occidentales, nadie quiere ser un "perdedor", que le dejen en una posición desairada, en inferioridad moral.
Se oculta la enfermedad y la precariedad económica. A un hijo disminuido se le silencia con vergüenza. Se oculta la edad verdadera y se restaura la carcasa sin muchos miramientos. Ahora, hasta las jovencitas piden a los "reyes" unos senos de silicona o un piercing en los labios (sup./inf.).
Y dentro de este sainete vital, de este continuo disparate en que vivimos, no sería nada raro que la gente adopte una actitud reservona, de jugador de póker a la espera de que el otro muestre sus cartas.
Y si no son las esperadas, se acepta la derrota y se arrojan las cartas propias...boca abajo, que nadie sepa el juego que llevábamos.
Cosas del orgullo...
PD.- Confieso que también me cuesta.
F, yo creo que mucha gente va (vamos) de "tipos duros" porque la sociedad nos ha inculcado que exhibir los sentimientos es una muestra de debilidad o vulnerabilidad, y nadie se atreve a parecer débil y sensible porque en el fondo tenemos miedo. Dado que la vida social se muestra dura y áspera, nosotros sentimos que hemos de seguirle el juego y mostrarnos también duros/duras. Al que expresa sus sentimientos se le tacha a menudo de cursi o sensiblero. En medio de todo eso, nos perdemos muchas cosas importantes.
EMILIA
a mi solo me son{o muy poco bukowsky
Pas assez de toi, gracias por tu comentario. Por otro lado, visitamos tu blog y nos pareció muy interesante. De verdad. Un cordial saludo.
El sabio escucha más de lo que habla. El necio habla más de lo que escucha.
(proverbio búlgaro)
Conversar es escuchar antes de hablar: Qué fácil, qué difícil.
(WAGENSBERG)
Conversar es escuchar antes de hablar: Qué fácil, qué difícil.
(WAGENSBERG)
Hasta el más santo tiene su espanto.
La felicidad no es un ideal de la razón, sino de la imaginación.
(KANT)
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