sábado, 10 de agosto de 2013
Tan callada (por Saiz de Marco)
Te reprocho
Felicidad
que seas discreta
que camines en silencio
de puntillas
cabizbaja
como si tuvieras miedo
como si evitaras llamar la atención
Y no es que no vengas
Que sí
sí que vienes
pero lo haces tan callada
tan de incógnito
como una espía o una agente infiltrada
¿ Por qué no aprendes del dolor y la pena
que no reprimen sus gritos lastimeros
sus embestidas bramando a medianoche
sus sollozos con runrún de letanía ?
(Y en cambio tú un rumor tenue
un susurro)
¿ No te das cuenta
Felicidad
de que lo que anhelamos nosotros es mirarte
oírte venir anunciada por trompetas
por tambores
por pasacalles
por músicos
que no parasen de tocar todo el tiempo ?
¿ Es que no puedes tú también hacer ruido
vocear
¡ estoy aquí !
¡ me siento eufórica
radiante por alegrar gente a mi paso ! ?
¿ Es que no puedes gritarlo
proclamarlo
a los cuatro vientos cantar que has venido
siquiera sea para contrarrestar
el estruendo que llega de ahí enfrente ?
Felicidad
que seas discreta
que camines en silencio
de puntillas
cabizbaja
como si tuvieras miedo
como si evitaras llamar la atención
Y no es que no vengas
Que sí
sí que vienes
pero lo haces tan callada
tan de incógnito
como una espía o una agente infiltrada
¿ Por qué no aprendes del dolor y la pena
que no reprimen sus gritos lastimeros
sus embestidas bramando a medianoche
sus sollozos con runrún de letanía ?
(Y en cambio tú un rumor tenue
un susurro)
¿ No te das cuenta
Felicidad
de que lo que anhelamos nosotros es mirarte
oírte venir anunciada por trompetas
por tambores
por pasacalles
por músicos
que no parasen de tocar todo el tiempo ?
¿ Es que no puedes tú también hacer ruido
vocear
¡ estoy aquí !
¡ me siento eufórica
radiante por alegrar gente a mi paso ! ?
¿ Es que no puedes gritarlo
proclamarlo
a los cuatro vientos cantar que has venido
siquiera sea para contrarrestar
el estruendo que llega de ahí enfrente ?
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5 comentarios:
Qué gran verdad
Me sumo al reproche. ¿Cómo no hacerlo?
La felicidad viene silenciosamente y se va sin estruendo, de tal forma que nunca sabemos apreciar lo que hemos oído.
No hay mejor almohada que el cansancio.
(proverbio hindú)
Encarcelado,
un botón se me cae.
Se va el otoño.
(FUJIO AKIMOTO)
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