jueves, 19 de noviembre de 2015
Un cuerpo dormido (por Hugo Gutiérrez)
Desde aquí veo tu casa
rodeada por el aire
de esta mañana lívida.
Veo tu puerta cerrada
y el balcón entreabierto,
siempre entreabierto
para librarte de los sueños malos.
Me asomo y veo tu cuerpo
entre las sábanas,
siento tu respiración lenta.
Todo está vivo.
La sangre cumple su trabajo
y transcurre sin prisa
por tus sienes
para que tú te duermas.
Miles de vidas siguen
en un solo, prodigioso segundo
de ese tiempo tan diferente al tiempo
que nos manda a la calle
y nos dicta sus leyes,
nos obliga a correr y va pasando
como pasan los ríos.
Siento tu desnudo
creciendo en la cama.
Un cuerpo dormido
nos entrega la paz del mundo.
Me voy sin hacer ruido.
Te dejo en el país
construido por el sueño.
Al irme siento que sonríes.
Los ángeles del otoño,
con un dedo en los labios,
le ordenan a la vida
que no te despierte.
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6 comentarios:
Tres pasiones, simples pero irresistiblemente fuertes, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda de conocimiento, y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad.
(RUSSELL)
Los enanos enseñan con palabras. Los gigantes, con su ejemplo.
(proverbio suizo)
Tras ser pescado,
el pez supo por fin
lo que es el agua.
(CUQUI COVALEDA)
El tiempo no lo cura todo, pero lo cicatriza.
Uno de los extremos más necesarios y olvidados en relación con esa novela llamada Historia, es el hecho de que no está acabada.
(CHESTERTON)
Lo que te gusta y no sabes por qué, es probablemente lo que enlaza con tu (desconocida) sustancia, con tu yo esencial.
(WOLNACOTT)
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