sábado, 20 de febrero de 2016
Madera de balsa (por Raymond Carver)
Mi viejo parado frente a la cocina sostiene
sobre la hornalla encendida una sartén
en la que prepara un revuelto de huevos y sesos.
Yo me pregunto: ¿Quién tiene hambre esta mañana ?
En un día como el de hoy siento en mi cuerpo
la porosa fragilidad de la madera de balsa.
Las palabras flotan en el aire. Algo ha sido dicho.
Mami lo dijo. ¿Qué es lo que dijo?
Algo, estoy seguro, relacionado con el dinero.
Quiero ayudarlos. Lo haré si no desayuno.
Mi viejo le da la espalda a la cocina oxidada.
Grita: “Estoy en un pozo”,
Vuelve a gritar: “No me hundas más”.
La luz se filtra a través de la ventana.
Alguien llora.
Lo único que puedo recordar es el olor intenso
del seso y los huevos quemados en la sartén.
La mañana entera mezclada con otros deshechos
es arrojada al cubo de la basura.
Minutos más tarde salimos en el auto hacia la quema,
un viaje de unos 15 Km., no nos hablamos en el trayecto.
En los montículos, oscuros, malolientes,
tiramos nuestras cajas y bolsas de basura.
Las ratas chillan, emiten cortos silbidos,
se mueven arrastrando el vientre hinchado
entre los restos de los desperdicios putrefactos.
Volvemos al auto y observamos el fuego, las llamas,
el humo espeso que se adhiere a los charcos negros.
El motor del auto sigue en marcha.
Huelo el aroma del cemento para pegar avioncitos
que ha quedado adherido a la punta de mis dedos.
Él me observa cuando acerco los dedos a mi nariz.
Después mira hacia otro lado, mira hacia el pueblo.
Quiere decir algo pero no puede.
Está a un millón de kilómetros. De distancia.
Los dos estamos muy lejos, y alguien sigue llorando.
En ese momento yo empecé a comprender
cómo es posible estar en un sitio y en otro lugar también.
sobre la hornalla encendida una sartén
en la que prepara un revuelto de huevos y sesos.
Yo me pregunto: ¿Quién tiene hambre esta mañana ?
En un día como el de hoy siento en mi cuerpo
la porosa fragilidad de la madera de balsa.
Las palabras flotan en el aire. Algo ha sido dicho.
Mami lo dijo. ¿Qué es lo que dijo?
Algo, estoy seguro, relacionado con el dinero.
Quiero ayudarlos. Lo haré si no desayuno.
Mi viejo le da la espalda a la cocina oxidada.
Grita: “Estoy en un pozo”,
Vuelve a gritar: “No me hundas más”.
La luz se filtra a través de la ventana.
Alguien llora.
Lo único que puedo recordar es el olor intenso
del seso y los huevos quemados en la sartén.
La mañana entera mezclada con otros deshechos
es arrojada al cubo de la basura.
Minutos más tarde salimos en el auto hacia la quema,
un viaje de unos 15 Km., no nos hablamos en el trayecto.
En los montículos, oscuros, malolientes,
tiramos nuestras cajas y bolsas de basura.
Las ratas chillan, emiten cortos silbidos,
se mueven arrastrando el vientre hinchado
entre los restos de los desperdicios putrefactos.
Volvemos al auto y observamos el fuego, las llamas,
el humo espeso que se adhiere a los charcos negros.
El motor del auto sigue en marcha.
Huelo el aroma del cemento para pegar avioncitos
que ha quedado adherido a la punta de mis dedos.
Él me observa cuando acerco los dedos a mi nariz.
Después mira hacia otro lado, mira hacia el pueblo.
Quiere decir algo pero no puede.
Está a un millón de kilómetros. De distancia.
Los dos estamos muy lejos, y alguien sigue llorando.
En ese momento yo empecé a comprender
cómo es posible estar en un sitio y en otro lugar también.
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5 comentarios:
El cuerpo en un tiempo y en un sitio; el sentimiento y la memoria en otro sitio y en otro tiempo.
El optimismo es una obligación moral.
(CHURCHILL)
¡Pobre Aristóteles!:
sin Internet, sin cines,
sin puente aéreo...
(CUQUI COVALEDA)
La crueldad es la virtud por excelencia de los mediocres, necesitan ejercer la crueldad, ejercicio para el que no se necesita la más mínima inteligencia, lo que, obviamente, les facilita, les libera de obstáculos la operación, les hace destacar, por decirlo de algún modo. Su crueldad te atacará por la espalda.
(BARICCO)
El Estado es una asociación no sólo entre quienes viven, sino entre quienes viven y quienes han de nacer.
(BURKE)
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