cuando aún vivías conmigo, y enviabas
tu arco iris por sobre la vida y el tiempo,
¡incluso sobre la Esperanza, mi esposa, y madre para ti!,
oh, nutrido en el dulce aire pastoral
alimentado de flores, luz y rocío de los prados matinales,
sálvame, y con tu salvación repruébame;
pero no, no reproches mi escaso temple fértil y mi inestable humor
aunque celoso de tu amplio futuro te haya sellado en un dócil destino.
¿Acaso hubiera podido salvarte del temeroso ladrón
incluso ignorando el triunfo de la más insincera y unánime mediocridad?
Descansa, pues, libre, completamente libre
mecido en los brazos de la serena noche.
3 comentarios:
El viento zarandea, pero no arranca, los árboles de fuertes raíces.
(proverbio cherokee)
Por muy mal concepto que tengan de ti, tú sabes bien que en realidad eres aún peor.
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