Mi callejero no hacer nada vive y se suelta por la variedad de la noche.
La noche es una fiesta larga y sola.
En mi secreto corazón yo me justifico y ensalzo:
He atestiguado el mundo; he confesado la rareza del mundo.
He cantado lo eterno: la clara luna volvedora y las mejillas que apetece el querer.
He santificado con versos la ciudad que me ciñe: la infinitud del arrabal, los solares.
En pos del horizonte de las calles he soltado mis salmos y traen sabor de lejanía.
He dicho asombro de vivir, donde otros dicen solamente costumbre.
Frente a la canción de los tibios, encendí en ponientes mi voz, en todo amor y en el horror de la muerte.
A los antepasados de mi sangre y a los antepasados de mi espíritu sacrifiqué con versos.
He sido y soy.
He trabado en fuertes palabras ese mi pensativo sentir, que pudo haberse disipado en sola ternura.
El recuerdo de una antigua vileza vuelve a mi corazón.
Aún están a mi lado, sin embargo, las calles y la luna.
Siento el pavor de la belleza; ¿quién se atreverá a condenarme si esta gran luna de mi soledad me perdona?
6 comentarios:
Los dromedarios
en el Zoo a cien metros
de los pingüinos.
(CUQUI COVALEDA)
Este instante no sabe
de un antes y un después.
(VICENTE GALLEGO)
No digas "errores". Di "aprendizajes".
No digas "errores". Di "aprendizajes".
Nunca discutas con un estúpido, te hará descender a su nivel y ahí te ganará por experiencia.
(MARK TWAIN)
El mal se autodestruye.
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