Esa es tu pena.
Tiene la forma de un cristal de nieve que no podría existir si no existieras
y el perfume del viento que acarició el plumaje de los amaneceres que no vuelven.
Colócala a la altura de tus ojos
y mira cómo irradia con un fulgor azul de fondo de leyenda,
o rojizo, como vitral de insomnio ensangrentado por el adiós de los amantes,
o dorado, semejante a un letárgico brebaje que sorbieron los ángeles.
Si observas al trasluz verás pasar el mundo rodando en una lágrima.
Al respirar exhala la preciosa nostalgia que te envuelve,
un vaho entretejido de perdón y lamentos que te convierte en reina del reverso del cielo.
Cuando la soplas crece como si devorara la íntima sustancia de una llama
y se retrae como ciertas flores si la roza cualquier sombra extranjera.
No la dejes caer ni la sometas al hambre y al veneno;
sólo conseguirías la multiplicación, un erial, la bastarda maleza en vez de olvido.
Porque tu pena es única, indeleble y tiñe de imposible cuanto miras.
No hallarás otra igual, aunque te internes bajo un sol cruel entre columnas rotas,
aunque te asuma el mármol a las puertas de un nuevo paraíso prometido.
No permitas entonces que a solas la disuelva la costumbre, no la gastes con nadie.
Apriétala contra tu corazón igual que a una reliquia salvada del naufragio:
sepúltala en tu pecho hasta el final, hasta la empuñadura.
5 comentarios:
Disculpad, amigos de Zumo, si me aprovecho de vuestra condescendencia para largar algo que escribí hace un par de años, con ocasión de mi primer acercamiento a PODEMOS. No tiene calidad literaria, porque no se trataba de pulir estilo ni de impostar la voz; era una sencilla descripción de lo que acababa de vivir, en el lenguaje que imaginaba iba a ser el de cualquiera de los allí reunidos, pueblo diverso y entregado. Como me parece oportuno (para mí, claro), ahí os lo dejo:
Ayer estuve en un círculo Podemos,
lustrando la tarima con las nalgas:
tal era la afluencia de la peña.
Les brillaba a unos la calva sudorosa,
a otros apenas si les apuntaba
el bozo adolescente.
Vi a una mujer que amamantaba
mientras leía un panfleto
y a un cura vergonzante en la penumbra.
El ocio forzado de los universitarios se dejaba
palpar por las manos vacías de los ni-nis
-que tanto escarnece el facherío-.
Platicaban -creo- sobre copas colmadas
y no sé qué de los cojones.
Y tras prolijas votaciones a mano alzada
lograron colocar las piezas primerizas
de este nuevo mecano que promete
ser harina de otro costal, de otra molienda,
de otros granos,
Y nos dieron las nueve y media y cerrose
el ágora que un director de escuela generoso
nos prestó para la pública asamblea
En un bareto cercano rematé
tomando una birra tostada de Flandes:
cosa buena.
Entre la pena y la nada me quedo con la pena.
(FAULKNER)
De mis mañanas,
tardes y noches ¿qué
será sin ti?
(RAFAEL BALDAYA)
Hijo agradecido aún no ha nacido.
dijo Dios,
cruzándose de piernas:
veo que he creado muchos poetas pero no mucha poesía.
(BUKOWSKI)
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