Por veredas de sueño y habitaciones sordas
tus rendidos veranos me aceleran con sus cantos
Una cifra vigilante y sigilosa
va por los arrabales llamándome y llamándome
pero qué falta, dime, en la tarjeta diminuta
donde están tu nombre, tu calle y tu desvelo
si la cifra se mezcla con las letras del sueño,
si solamente estás donde ya no te busco.
4 comentarios:
Se van los que amamos y nos quedan su nombre, sus apellidos, su última dirección, su número de teléfono. ¿Y todo esto para qué?
Para que vivas, rías, llores, ames, sufras y cuando te llega la hora a ti a lo mejor ni te enteras...
Laura
Poncio Pilatos
a Jesús interroga
sin traductor.
(RAPHAEL BALDAYA)
El agua se suelta el pelo en las cascadas.
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