Y siguió el hombre justo al enviado de Dios,
grande y resplandeciente, por la montaña negra.
En tanto, una voz penetrante urgía a la mujer:
no es demasiado tarde, aún puedes mirar.
Mira las torres rojas de tu Sodoma natal, la plaza
en que cantaste, el patio donde hilabas, de la casa
en lo alto, las ventanas vacías, la casa en que tus hijos
nacieron, fruto de unión feliz.
Una mirada sólo. Y helados en un dolor de muerte
ya no pudieron mirar más sus ojos.
Sal transparente se tornó el cuerpo todo
y las piernas ligeras en la tierra arraigaron.
¿Y a esa mujer nadie la llorará?
¿Es figura anodina para ocuparse de ella?
Pero mi corazón no olvida
a la que dio la vida por una mirada.
3 comentarios:
Siempre prohibiendo: "No comas de la manzana", "No te vuelvas a ver cómo arde tu casa"... Para provocar la reacción de llevar la contraria y así castigarlos implacablemente. Fruta prohibida, fruta mordida. Grandes psicólogos escribieron, a lo que se ve, la Biblia.
A coger alhelíes
voy a tu patio.
Y si no hay alhelíes,
contigo un rato.
La tierra tiene una piel, y esa piel está atacada de enfermedades. Una de ellas se llama "hombre".
(NIETZSCHE)
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