Baruch Spinoza de Amsterdam
anhelaba alcanzar a Dios
mientras pulía lentes
en su desván
atravesó una cortina y de pronto
se lo encontró cara a cara
estuvo hablando largo tiempo
(y mientras hablaba
su mente y su alma
iban dilatándose)
formulaba preguntas
respecto a la naturaleza humana
–Dios se acariciaba la barba distraído
preguntaba por la causa primera
–Dios se quedaba mirando al infinito
preguntaba por la causa última
–Dios hacía chasquear los nudillos
o carraspeaba
cuando Spinoza dejó de hablar
le dijo Dios
–hablas de manera hermosa Baruch
me gustan tus geométricos latines
y también tu clara sintaxis
la simetría de tus argumentaciones
hablemos sin embargo
de Cosas Verdaderamente
Grandes
–mira tus manos
estropeadas y temblorosas
–te estás haciendo polvo la vista
en esta oscuridad
–comes mal
vistes como un pordiosero
–cómprate una casa nueva
perdona a esos espejos venecianos
por reproducir lo superficial
–sé indulgente con las flores en el pelo
con los cantares del borracho
–preocúpate por los ingresos
como tu colega Descartes
–sé astuto
como Erasmo
–dedícale un tratado
a Luis XIV
de todas formas no lo leerá
–aplaca
la furia de tu racionalismo
que por ella han de caer tronos
y ponerse negras las estrellas
–piensa
en una mujer
que pueda darte un hijo
–ya ves Baruch
estamos hablando de Cosas Grandes
–deseo ser amado
por incultos y violentos
pues son los únicos
que en verdad tienen ansias de mí
ahora la cortina cae
y Spinoza se queda solo
no ve ninguna nube de oro
o luz alguna en las alturas
lo que ve es la oscuridad
y oye el crujir por la escalera
de unos pasos que bajando se alejan
3 comentarios:
Cuando se cae,
los errores correctos
comete el niño.
(CUQUI COVALEDA)
Arriba, cachipurriana,
que se te seca el tomate.
Tíralo por la ventana:
si se mata, que se mate.
Lo que escojas hacer tiene que ser algo por lo que sientas pasión, pues si no te faltará perseverancia para acometerlo.
(JOBS)
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