Ella pintó sus labios
de color rosa hibisco.
El labio superior se hunde
perfectamente en el centro
como un corazón de San Valentín.
Tiene sentido para mí
que los labios, el abierto
ah de la boca
tenga más forma de corazón
que el corazón humano real.
Recuerdo la primera vez que lo vi
venoso y brillante
como el rezumar de una serpiente.
Si esto fuera
lo que nos enseñaron a dibujar,
qué diferente habríamos
aprendido a amar.
3 comentarios:
Curioso. El corazón es una víscera sanguinolenta nada atractiva y que ni siquiera tiene forma de corazón.
Amigo Pablo, ¿hay alguna víscera bonita? Más feo aún que el corazón es el aparato de pensar. Tiene forma gelatinosa y agusanada. Menos mal que, mal que bien, está tapado por el careto.
1. La nación moderna es una casa común de iguales. La vida política resulta imposible si una minoría amenaza con «marcharse con lo suyo». Entonces la democracia se convierte en un juego de amenazas.
2. La democracia no admite deserciones. Los Estados no son un club social en el que uno se apunta y se va cuando quiere. La secesión solo está justificada cuando se da la injusticia o la ausencia de democracia.
3. Se decide dentro de las fronteras, no se deciden las fronteras. Levantar una frontera en una sociedad democrática equivale a romper una comunidad de justicia y de decisión.
4. La ciudadanía se fundamenta en el cumplimiento de la ley. En cambio, la pertenencia nacional se basa en la participación en determinados atributos. Así, hay ciudadanos más o menos «nacionales».
5. El principio «una lengua, una nación, un estado» es un puro desatino. Cristalizaría en 225 estados europeos. No es razonable avanzar hacia un caos tribal en el mundo.
6. La adscripción nacional es una de las caras del poliedro de la identidad personal y social. Pero ¿por qué la pertenencia nacional otorga soberanía y no la clase social, religión, género, edad o estatura?
7. La nación de ciudadanos es un escenario para la materialización de los ideales de libertad, justicia y democracia. Nadie puede imponer identidades que excluyan ni imponer sus señas partidistas.
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