Caminaba por la calle silenciosa del arrabal, llena de frescos presentimientos de campo. En un ambiente extraterrestre de madrugada polar, la cúpula de azulejos de Nuestra Señora del Olvido brillaba a la luna con serenidad extraña y misteriosa. No sé en qué pensaba, ni siquiera si pensaba. Las inquietudes se habían adormecido piadosamente en mi corazón.
En los tiestos las flores parecían como alucinadas en el extrañísimo matiz de la Luna, y recibían las caricias del rocío, amante tímido y casto. Madrugada sin revuelos de pájaros blancos, sin alucinaciones, sin música de órgano.
¿Por qué no me evadí entonces de la Realidad? Hubiera sido tan fácil. Ningún sofisticado ojo me acechaba. Ninguna de las once mil leyes naturales se hubiera ofendido. Mr. David Hume dormía profundamente desde hacía cien años.
5 comentarios:
Nuestra señora del Olvido.
Olvidar es necesario. ¿Qué sería de nosotros sin el Santo Olvido, todo el día andando con el pasado/lastre a rastras?
La inadaptación es una forma de suicidio.
Tropezamos mucho en la misma piedra, pero es porque a menudo cambia de sitio. La misma piedra está por todas partes.
(GRUNGLE)
Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorias; breve y eficaz por medio de ejemplos.
(SÉNECA)
Debemos abrir puertas y ventanas a la alegría, siempre que se presente, porque nunca llega a destiempo, en vez de vacilar en admitirla, como a menudo hacemos, queriendo primero darnos cuenta de si tenemos motivos para estar contentos.
(SCHOPENHAUER)
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