si todos están ciegos?
Ellos se toman de la mano: algo habla
entre sus dedos, lenguas dulces
lamen la húmeda palma, corren por las falanges,
y arriba está la noche llena de ojos.
Son los amantes, su isla flota a la deriva
hacia muertes de césped, hacia puertos
que se abren entre sábanas.
Todo se desordena a través de ellos,
todo encuentra su cifra escamoteada;
pero ellos ni siquiera saben
que mientras ruedan en su amarga arena
hay una pausa en la obra de la nada,
el tigre es un jardín que juega.
Amanece en los carros de basura,
empiezan a salir los ciegos,
el ministerio abre sus puertas.
Los amantes rendidos se miran y se tocan
una vez más antes de oler el día.
Ya están vestidos, ya se van por la calle.
Y es sólo entonces
cuando están muertos, cuando están vestidos,
que la ciudad los recupera hipócrita
y les impone los deberes cotidianos.
4 comentarios:
Hay amor sin locura, pero no es amor.
El amor es una barca
con dos remos en el mar.
Un remo aprieta mi mano
y otro lo mueve el azar.
Esta es una foto mía.
Fue tomada hace algún tiempo.
Al principio parece una copia borrosa:
líneas imprecisas y manchas grises
dobladas con el papel;
luego, al escrutarla,
ves en la esquina izquierda
algo así como una rama: parte de un árbol
(bálsamo o abeto) que sobresale
y, a la derecha, en la parte superior.
Al centro, en lo que puede ser
una plácida ladera,
una pequeña casa de madera.
En el fondo hay un lago,
y detrás de éste pequeñas colinas.
(La foto fue tomada
el día después de que me ahogara.
Yo estoy en el lago, en el centro
de la imagen, justo debajo de la superficie.
Es difícil decir dónde precisamente,
o decir cuán grande o pequeña soy:
el efecto del agua en la luz
crea una distorsión
pero si miras lo suficiente,
al final
podrás verme).
(MARGARET ATWOOD)
Riñen dos amantes.
Hácese la paz.
Si fue grande enojo,
es el gusto más.
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