sálvame tantas noches de naufragio,
salva tu blusa azul (era en enero en Roma)
sálvalo todo, o salva lo que puedas.
Esto se viene abajo, pretty mama,
sálvalo del olvido, no permitas
que se llueva la casa, que se borre
la trattoria de Giovanni,
corre por mí por ti, sálvalo ahora,
te estás yendo y los pájaros se mueren,
me voy de ti te vas de mí, no hay tiempo,
sálvalo, pretty mama,
la voz de Satchmo y ese grito
que te sumía en lo más hondo del amor,
save it all for me,
save it all for you,
save it all for us.
Aunque no salves nada, sálvalo mamita.
5 comentarios:
Sálvame el pullover, mamita,
sálvalo de la mugre que le viene pegada
desde que frecuento aquella trattoría infecta vicina alla stazione Termini.
Hecho a los gustos de la pulcra Minnesota, me acodo sin caución en los veladores de los cafés del mundo. Aquí, en esta Roma cochambrosa, sufro las consecuencias de la fe en lo bien hecho que infunden los colegios luteranos y el recato de los excusado para el hombre blanco. Y las coderas de mi pullover paga las consecuencias, impreso el algodón de los aceites y polentas servidos sobre un mármol puede que sustraído a los fastos palatinos o pecio del naufragio de alguna basílica paleocristiana. Una vez vi que un "cave canem" figuraba en una esquina de una mesa de café en Civitavecchia.
A quienes por tan poco tienen el legado de sus gloriosos ancestros poco ha de preocupar el aliño indumentario de los frugales anglosajones.
Salva pues, mamy, my pullover, que sabes que tan bien me sienta y que prendó de él -y yo dentro de él- a Sandra Morricone, la girlfriend que me eché en una recepción de la embajada.
Save it for me.
save me... and sHave me.
God sHave the Queen
El toro Borbón está duro de afeitar. Afeitemos a la reina de Saba, que se parece muy poco a Gina Lollobrígida y dicen que se deja hacer.
Noche de San Juan más allá del muro de mi patio.
De este lado, yo sin noche de San Juan.
Porque hay San Juan donde lo festejan.
Para mí hay una sombra de luz de hogueras en la noche,
un ruido de carcajadas, los golpes de los saltos.
Y un grito casual de quien no sabe que existo.
(PESSOA)
Solo existe la luna de la infancia,
el resto es un sol ya derretido,
un elefante barbudo y monocromo
que hace otra vez el mismo número
en un circo sin peligro de incendio.
¿Qué día nefasto perdí
la abrigadora idea
de que yo dirigía la corriente,
qué día
empecé a darme cuenta
de que era la corriente
la que me llevaba a mí?
(NEORRABIOS@)
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