Te olvidaste de cómo éramos entonces
cuando aún éramos de primera
y el día engordaba con una manzana dentro de su boca
es inútil preocuparse por el Tiempo
pero teníamos un par de ases bajo la manga
y tomábamos ciertas curvas cerradas
el pastizal entero parecía nuestra cena
no necesitábamos de velocímetros
podíamos hacer cócteles con hielo y agua
no desearía ser más veloz
ni más vivaz que ahora si estuvieras junto a mí Oh tú
fuiste el mejor de todos mis días
3 comentarios:
Para estar bien
mucho más que dónde
importa con quién.
Tú, lector
Me pregunto cómo te vas a sentir
cuando averigües
que escribí yo esto y no tú,
que fui yo el que se levantó pronto
para sentarse en la cocina
y mencionar con un bolígrafo
las ventanas empapadas de lluvia,
el papel pintado con dibujo de hiedra,
y el pez de colores dando vueltas en la pecera.
Venga, date la vuelta,
muérdete el labio y arranca la hoja,
pero, escucha —era tan sólo una cuestión de tiempo
antes de que uno de nosotros casualmente
percibiera las velas sin encender
y el reloj murmurando en la pared.
Encima, nada ocurrió esa mañana-
una canción en la radio,
el silbido de un coche que pasaba por la carretera-
y yo sólo pensando
en el salero y el pimentero
que estaban colocados juntos en un mantel individual.
Me preguntaba si se habían hecho amigos
después de todos estos años
o si aún eran desconocidos el uno para el otro
como tú y yo
que nos las arreglamos para ser conocidos y desconocidos
al mismo tiempo—
yo en esta mesa con peras en un frutero,
tú apoyándote por ahí en el quicio de una puerta
cerca de unas hortensias azules, leyendo esto.
(BILLY COLLINS)
lo ya vivido se desliza hacia el despeñadero que precede a la nada
y todos los ayeres fidedignos forman un solo instante de incertezas
(CABALLERO BONALD)
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