tu lengua mitad chocolate, mitad océano,
en las casas adonde llegas,
en tu cabeza con pelo de alambre,
en tus manos persistentes y también
en las barreras que carcomíamos, pues somos dos.
Cómo entras y tomas mi copa de sangre
y me unes y te llevas mi salmuera.
Estamos desvestidos. Desnudos hasta los huesos
y nadamos uno tras otro y remontamos y remontamos
el río, el río idéntico llamado Mío
y entramos juntos. Nadie está solo.
2 comentarios:
Nuestro amor no está en nuestros respectivos
y castos genitales, nuestro amor
tampoco en nuestra boca, ni en las manos:
todo nuestro amor guárdase con pálpito
bajo la sangre pura de los ojos.
Mi amor, tu amor esperan que la muerte
se robe los huesos, el diente y la uña,
esperan que en el valle solamente
tus ojos y mis ojos queden juntos,
mirándose ya fuera de sus órbitas,
más bien como dos astros, como uno.
(CARLOS G. BELLI)
A mi entender, lo sugerido es mucho más efectivo que lo explícito. Quizá la mente humana tenga tendencia a negar las afirmaciones. Recuerden que Emerson decía que los razonamientos no convencen a nadie. No convencen a nadie porque son presentados como razonamientos. Entonces los consideramos, los sopesamos, les damos la vuelta y decidimos en su contra. Pero cuando algo sólo es dicho o —mejor todavía— sugerido, nuestra imaginación lo acoge con una especie de hospitalidad. Estamos dispuestos a aceptarlo.
(BORGES)
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