jardinero celoso iría con mis botánicas,
todas mis herramientas de sueño y bolsillo:
mis cúpulas invernales para su débil talle,
y mis mojadas basílicas para que su frente
hallara como en un templo su reclinatorio.
Si hoy mismo me solicitara iría volando,
tomaría el tren del Sur para ir en su ayuda;
sé que el hacha se ha alzado contra su tienda,
aguijaría el caballo, llegaría como desvelado
con las manos en alto, antes que el huracán
se me adelantara apagándome su dulce llama.)
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