lunes, 27 de diciembre de 2010
Cuánto me dejas (por José Luis García Martín)
No me has querido y huyes por tus años
hacia un país en donde yo no existo,
pero cuánto me dejas al dejarme...
Otros verán tu vida deshacerse;
yo conservaré intacta la memoria
de una frágil belleza adolescente.
Pronto no has de ser tú, aunque no mueras;
aunque no vivas, vivirás en mí.
Siempre joven serás en mi recuerdo.
Fíjate cuánto gano si te pierdo.
hacia un país en donde yo no existo,
pero cuánto me dejas al dejarme...
Otros verán tu vida deshacerse;
yo conservaré intacta la memoria
de una frágil belleza adolescente.
Pronto no has de ser tú, aunque no mueras;
aunque no vivas, vivirás en mí.
Siempre joven serás en mi recuerdo.
Fíjate cuánto gano si te pierdo.
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9 comentarios:
A veces paso por "casa" de Martín y le dejo unas morcillas; me gusta pensar que se las pueda comer en Liubliana o en un hotel de La Valetta. Viaja mucho Martín, sí.
Ya se sabe, los españoles, cuando viajamos, llevamos siempre unas viandas envueltas en papel de estraza. Se trata de un intento de llevar con nosotros el aroma del terruño.
Hace poco, nos zampábamos una empanada de bonito en el Alvia hacia Madrid.Los astures tenemos muy acusado ese impulso de llevar con nosotros algo que nos recuerde que venimos de un regazo montuno y neblinoso.
Antes de Chamartín ya habíamos dado cuenta de la empanada; a la noche echábamos de menos nuestro condumio aborigen. ¿Se puede andar así por el mundo? Sí, que somos pueblo viajero y emprendedor. Pero llevamos siempre con nosotros nuestras morcillas.
Viene esto a cuento ( a lo mejor) porque justo debajo de una mía leo un escrito de una dama nazarí, que recrimina a los crápulas Barberini el expolio que hicieron de los nobles restos de la Roma antigua, para construír sus suntuosos lupanares.
Por eso el desengaño de tantos que viajan a la Ciudad Eterna pensando que van a contemplar el esplendor pagano y se encuentran con que es la ciudad a mayor gloria de los abominables papas, de la soberbia mentirosa (¿habrá cosa más absurda que la soberbia de quienes viven de la falacia?. Menos mal que Buonarroti y Bernini nos consuelan con su arte, que los redime, en parte, de sus tropelías.
Y me callo, que estamos en Navidad y es de mal tono meterse con el prójimo.
P.D.- ¿Qué tal llevas la semana, Emilia?
Hola, F., sí, yo también visito asiduamente la página de José Luis García Martín, aunque no siempre deje comentarios. Los poemas de este autor me gustan, aunque no todos, claro. En general, soy partidaria de los poeMas más que de los poeTas, porque un mismo poeta puede escribir un poema sublime y otro perfectamente prescindible.
En Roma he estado un par de veces, y es cierto lo que dices. Durante muchos siglos Roma fue la capital de un estado pontificio, cuyo "rey" era el papa, en paridad de condiciones a los monarcas medievales.
La semana navideña va bien. Ahora estoy en Valencia por razones familiares, hasta el inicio del año 2011. Aquí, lógicamente, hace menos frío. Saludos desde Levante para el reino astur-leonés.
Claro que me gusta, ya que soy casi el autor (es una variación de un poema de Altolaguirre). Lo que pasa es que falta el verso final, que yo creo que es el mejor: "fíjate cuánto gano si te pierdo".
Gracias y un saludo
JLGM
Gracias, José Luis. Es un gran honor para nosotros contar contigo como visitante de nuestro humilde blog. Ahora mismo corregimos el poema.
A un peral una piedra
tiró un muchacho,
y una pera exquisita
le soltó el árbol.
Las almas nobles,
por el mal que les hacen
vuelven favores.
No hay hechos. Sólo interpretaciones.
(NIETZSCHE)
Hace mal quien no hace bien.
(proverbio nepalí)
¿El mismo "yo"
a los 16 años
y a los 80?
(RAFAEL BALDAYA)
Casadera, ya saliste
de la casa de tus padres
Nunca volverás a entrar
con la libertad que sales.
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