miércoles, 8 de diciembre de 2010
La música en todo caso (por Fernando Pessoa)
La música, sí, la música…
Piano banal del piso de enfrente.
La música en todo caso, la música…
Aquello que viene a buscar el llanto inmanente de toda criatura humana.
Aquello que viene a torturar la calma con el deseo de una calma mejor…
La música…
Un piano allí arriba con alguien que lo toca mal.
Pero es música…
¡Ah, cuántas infancias tuve!
¿Cuántas buenas tristezas?
La música…
¡Cuántas más buenas tristezas!
Siempre la música…
El pobre piano tocado por quien no sabe tocarlo.
Pero, a pesar de todo, es música.
Ah, ahí consiguió una nota continua —una melodía racional—.
¡Racional, Dios mío!
¡Como si alguna cosa fuera racional!
¿Qué nuevos paisajes en un piano mal tocado?
¡La música!… ¡La música…!
Piano banal del piso de enfrente.
La música en todo caso, la música…
Aquello que viene a buscar el llanto inmanente de toda criatura humana.
Aquello que viene a torturar la calma con el deseo de una calma mejor…
La música…
Un piano allí arriba con alguien que lo toca mal.
Pero es música…
¡Ah, cuántas infancias tuve!
¿Cuántas buenas tristezas?
La música…
¡Cuántas más buenas tristezas!
Siempre la música…
El pobre piano tocado por quien no sabe tocarlo.
Pero, a pesar de todo, es música.
Ah, ahí consiguió una nota continua —una melodía racional—.
¡Racional, Dios mío!
¡Como si alguna cosa fuera racional!
¿Qué nuevos paisajes en un piano mal tocado?
¡La música!… ¡La música…!
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12 comentarios:
Pa calentar las mujeres
ya no hace falta carbón
pues caliéntanse ellas solas
viendo jugar al Gijón.
Viendo jugar al Gijón
la mujer pierde el sentido
y cuando chutan a gol
piensan que se la han metido.
Cide Hamete, calentón,
que rimas con donosura
la lábil temperatura
de las hembras de Gijón:
no se dice "al Gijón,
que se dice "al Esportín",
pues fue cosa de un cabrón
de la ría de Corcubión
trocar en on aquel in.
Pd.- Tenía que haber puesto "la ría delFerrol", más no halle ripio acomodado.
En su labor de recoger el folclore popular de los distintos lugares de nuestro solar patrio, Cide Hamete Benengeli ha hecho las siguientes pesquisas y averiguaciones:
La canción es asturiana en su origen. La letra originaria dice así: "Pa calentar les muyeres / yá nun fai falta carbón. / Se calienten elles soles, / viendo xugar al balón.// Viendo xugar al balón / la muyer pierde'l sentíu..."
Con esa letra se popularizó a principios de los 60 del pasado siglo en Asturias y en León..
Hay también una versión bilbaína: "Dicen que van a poner / ferrocarril en Bilbao / para transportar carbón / pa calentar las mujeres. / Pa calentar las mujeres / no necesitan carbón. / Se cantientan ellas solas / viendo jugar al balón. / Viendo jugar al balón / también me caliento yo...
Y existe también una versión adoptada por los seguidores del Sporting donde el balón es sustituido por Gijón.
Dicen que van a poner, un ferrocarril a Mieres
Dicen que van a poner, un ferrocarril a Mieres
Pa transportar el carbón pa transportar el carbón
Pa transportar el carbón, pa calentar les muyeres
Pa calentar les muyeres, ya nun fai falta carbón
Pa calentar les muyeres ya non fai falta carbón
Pues caliéntense elles soles, pues caliéntense elles soles
Pues caliéntense elles soles, viendo jugar al Gijón
Viendo jugar al Gijón la mujer pierde el sentiu
Viendo jugar al Gijón la mujer pierde el sentiu
Y cuando chutan a gol, y cuando chutan a gol
Y cuando chutan a gol, piensan que se la han metido
Piensan que se la han metido, los artistas del balón
Nefesto, Cide Hamete. El sentido que tenía mi apostilla es el que paso a explicarte. El extraordinario equipo de fútbol que era y es el Sporting de Gijón, fue bautizado así porque la colonia inglesa de nuestras fábricas y minas (otros hablan de marineros británicos que llegaban al puerto de El Musel) fue la introductora del deporte (sport, decían) que nos ocupa. Ningún "playu" (así se denomina al aborigen local) que estuviese en su sano juicio se le iba a ocurrir llamar al equipo de sus amores "Real Gijón", que es el nombre que la dictadura del capón ferrolano obligó a adoptar al club, por aquello del furor nacionalista, que veía con malos ojos los nombres foráneos. De modo que para las reseñas deportivas y la cartelería no hubo más remedio que pasar por el aro. Pero todo bien nacido decía "Esportin". Como hoy, como seguirá siendo en el siglo XXII (¿o qué te creías?).
Siendo honesto del todo (que ya cuesta) he de confesar que hubo años en que el nombre impuesto llegó a poner en peligro el original..., pero en cuanto hubo ocasión, se restituyo lo que era de justicia.
Y es que los astures somos casi british. Lo digo porque hablamos bajito, cenamos(?) sólo un sandwich a eso de las six o'clock y nos acostamos con las gallinas (esto último no tan raro como pudiera pensarse).
¿Quién se mete con la erudición de Cide Hamete?
Salud.
El andariego Cide Hamete Benengeli, siempre atento a todas las manifestaciones populares del ingenio y la copla, agradece infinitamente a Al su documentada aportación para esclarecer el cabal origen de este popular cántico asturiano. Deléitese el señor Al, a la salud de quien esto suscribe, con unas papas al cabrales regadas con sidra bien tirada y escanciada, o mejor zámpese una buenas fabes de las que quitan el hipo, que con fabes y con sidrina non fai falta gasolina.
Por curiosidad, Cide Hamete, dígame si se ha jalado usted, en tiempos pasados, unas papas al cabrales en un bar asentado sobre el malecón del puerto astur (antes corsario) de Cudillero.
Le advierto de que Al ejerció de contable en tierras chicanas (de Chicago hablo) y llevaba literalmente en la cabeza el archivo de la Familia. De modo que si caía en manos de la banda de Burgs Morgan o de algún sicario de Aiello, pocos papeles le iban a quitar de encima.
Esta facultad la adquirió tomando nota mental de los menores detalles, que cotejaba con los que le llegaban cada día de soplones y policías corruptos: un memorión, vaya.
Por eso si usted contesta afirmativamente a la pregunta de las papas al cabrales, quedaría clasificado(a) definitivamente en el coco-disco duro de Mr. Al, y su ficha actualizada.
Chóquela/a sus pies (según proceda).
Cide Hamete estuvo en Cudillero y también en Luarca, donde visitó un museo de calamares gigantes en que recuerda haber contemplado un ejemplar de más de diez metros de longitud, que le hizo recordar al capitán Nemo y evocar aquella su primera lectura infantil de Jules Verne. Digo bien y no exagero, resultando ser aquel calamar un verdadero gigante de carne y tentáculos (y no uno de aquellos imaginarios gigantes que creyó ver don Alonso en batanes y molinos). También estuvo Cide en Salinas y en San Juan de la Arena, donde remojó su panza en una playa sita junto a un antiguo cementerio (y que por ello se llama playa de los Quebrantos). En sus nocturnas correrías Cide Hamete frecuentaba sidrerías y pedía sidrina con patatas al Cabrales, dando buena cuenta de tales manjares, pero los taberneros enfadábanse con él porque bebía la sidra con calma y demora (acostumbrado como estaba a la sidra El Gaitero, famosa en el mundo entero) y tal cosa no está bien vista en aquellos lares, donde es obligado, tras escanciar un culín de sidrina, empinar inmediatamente el codo y engullirla de un solo trago. Son algunas cosas que puede recordar Cide de su paso por aquel paraíso de verdor.
O.K., Cide: procesados los datos (por tu colaboración desinteresada, he de mandarte un paquete de cuchillas de afeitar que merqué en Alepo).
Algo que me urge aclarar al etnógrafo: un astur NUNCA dirá "sidrina"; eso es cosa de los foriatos que nos visitan (algunos insensatos llegan a decir "sidriña", porque confunden el bable con el gallego). El nombre genuino es "sidre" (ahora caigo en que en francés es así) pero decimos sidra. Lo de escanciar de un trago un "culín" (o culete) del dorado néctar es por la misma razón de que aquí comemos los mejillones sin cubierto, de un bocao.
A venticinco millas noroeste de la playa de los Quebrantos, existe una fosa abisal muy profunda, de donde procede buena parte de los calamares gigantes que has visto -en mojama- en Luarca. Abundan tanto que es rara la ocasión en que vayas nadando, un poco alejado de la costa, y no sientas los viscosos tentáculos de alguno de estos kraken (Architeuthis, pa los fisnos) resbalarte por la espalda (no suelen hacer presa, aunque no es para fiarse; mejor llevar puñal entre los dientes: así de complicado es tomarse un baño marino en estas latitudes.
Cuando vuelvas por aquí te lo puedo explicar con detalle. Además te ibas a ahorrar el hotel: entre hombres no vamos a andarnos con remilgos. Y tengo un estupendo jacuzzi de cuatro plazas.
Chócala, tronco.
Gracias, Al.
He querido decir "trasegar", no escanciar.
Excuse me, Sidi.
La lengua no tiene huesos pero los rompe.
(proverbio búlgaro)
Queriendo saltar hasta la luna se corre el riesgo de caer en un hoyo.
(proverbio turco)
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