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martes, 20 de marzo de 2012

No es mi culpa (por Primo Levy)

Retrocede, déjame solo, pueblo sumergido,
vete. No he desposeído a nadie.
No he usurpado el pan de nadie.
Nadie murió en mi lugar. Nadie.
Vuelve a tu bruma.
No es mi culpa si vivo y respiro,
como, bebo, duermo y me cubro de ropas.

14 comentarios:

Agridulce dijo...

No entiendo bien. En parte me recuerda al poema anterior, de Eduardo Jordá, por aquello de
no haber ensuciado la historia,porque "No he desposeído a nadie, no he usurpado el pan de nadie, nadie murió en mi lugar", pero por otro lado habla a un "pueblo sumergido". ¿Cuál es ese pueblo sumergido? Tengo entendido que Levy fue judío y estuvo preso en campos de concentración bajo el holocausto nazi. ¿A quién habla entonces el autor?,¿ a quién alude como "pueblo sumergido"?

Tampoco entiendo bien el final ("No es mi culpa si vivo y respiro,
como, bebo, duermo y me cubro de ropas") y su relación con el principio.

Si alguien puede explicármelo, lo agradeceré.

Pentapolín del Arremangado Brazo dijo...

Primo Levi, italiano de origen judío, fue detenido y deportado al campo de concentración de Auschwitz- Allí sobrevivió desempeñando trabajos de laboratorio para los nazis. O sea, que sobrevivió a los campos de exterminio.

Para muchos judíos que sobrevivieron al holocausto, esto fue una especie de cargo de conciencia, como si fueran culpables de haber sobrevivido y tuvieran que pedir perdón por ello. Seguramente por eso en el poema se dirige a sus compañeros de cautiverio como “pueblo sumergido”, y afirma (probablemente se dice a sí mismo) que no tiene que pedir perdón por estar vivo -comer, vestirse, dormir, beber, etc-, o sea, por haber sobrevivido a aquella monstruosidad, a las cámaras de gas en la que casi todos murieron.

Y ello porque “No he desposeído a nadie, No he usurpado el pan de nadie,
Nadie murió en mi lugar”.

Para concluir, señalar que, posiblemente como secuela vital de aquella experiencia, Levi acabó suicidándose en 1987, arrojándose al vacío por el hueco de una escalera.

F. nebuloso y perspicaz dijo...

Primo Levy había levantado con cuatro tablas un precario chiringo en el que pensaba colgar con pinzas las revistas sindicales y los pasquines militantes. Sabía que los highlanders de Brigadoon eran duros de pelar y que recelaban de los forasteros.
Cuando comenzaron a definirse entre la niebla los primeros rústicos, se le alegró el corazón -era un joven entusiasta- y comenzó a repartir entre ellos la propaganda. La mayoría aceptaba los papeles con desgana y algunos con hostil antipatía.
Se volvieron a difuminar entre la borrina, de regreso a casa.
Y entonces surgió del mar de algodón Fiona Campbell: piernas larguísimas, talle de centeno, cabello rojo como el brezo...
Demoró una mirada acariciadora en el rostro de Primo, tomó un puñado de folletos y, cuando partía..., el joven la tomó de la mano, entrelazó sus brazos con los de ella, se adosó hombro con hombro... Y ambos, lentamente, como suspendidos en el aire, comenzaron a levantar la pierna exterior -según se mira una pareja que permanece amartelada-, las pantorrillas tersas, el empeine en la máxima extensión, con los dedos de los pies (toes) apuntando oblicuamente a la copa de los abedules presentidos, que no vistos.
Fueron describiendo círculos cada vez menores hasta posar los pies en el suelo de tierra apisonada... Fionna se desprendió de las manos de Primo y, como una gacela que trisca y que pareciera que queda suspendida en el aire cuando se eleva hacia el cielo, se fue alejando de punteras hacia el puentecillo. Allí se quedó inmóvil, con las manos apoyadas en el pretil, la mirada absorta en las agua del riachuelo, que parecían estancadas.
Y entonces Primo gira vertiginoso sobre la punta de los pies, y va replegándose sobre sí hasta que casi toca el suelo con las posaderas. Inicia un molinete ascendente y se desplaza luego hacia la joven en cabriolas y trenzados altísimos..., hasta ponerle las manos en la cabellera flamígera...
Pero fue entonces cuando empezó a oírse un rumor de pasos atropellados sobre la grava, y la cacofonía de un habla áspera y airada los sobrecogió.
Cuando emergieron de la niebla, armados de palos de abedul y de cinchas de cuero claveteadas, se desplegaron en un arco amenazador en torno al amedrentado sindicalista (Fiona Campbell había puesto tierra de por medio).
Y comenzaron a lloverle los palos, los zurriagazos y las patadas de los toscos zuecos montañeses. Un remolino de kilts -poco aseados- le envolvía, como los capotes de los peones a un toro de lidia estoqueado. Logró rodar hasta el talud del río y se dejó caer al agua. Corrió como un gamo, aguas abajo.
Iba dejando a sus espaldas las brutales imprecaciones de los highlanders:
-¿Qué se te perdió en Brigadoon, gandul? A levantarnos las mozas, claro...
-¡Puto sindicalista de mierda! ¡A qué vienes a revolver aquí, ¿eh?
-Eso, ¿por qué nos viene a ofender con que si no nos tenemos que conformar con la escudilla de nabos y la grasa de cerdo? Que somos pobres pero decentes, y no queremos liantes que vengan a perturbar la paz de Brigadoon...
Hasta que toda la turbamulta se fue diluyendo en la niebla espesísima y Primo pudo descansar al pie de un roble centenario (Quercus robur).

Curado de las magulladuras, Primo Levi se dio de baja en el sindicato. Hoy vende biblias por los mercados.
"Maldito pueblo sumergido...", se le escucha decir cuando algo le contraría. Que son muchas cosas.

PD.- Agri, creo que no ando muy despistado en la interpretación del poema de marras. Tú dirás. Tú misma, colega.

Agridulce dijo...

Pues la verdad, la explicación de Pentapolín me pareció más realista y convincente. F: Ya lo dice el refrán: pensamientos retorcidos, casi siempre confundidos.

OPIUM dijo...

Mas bien parece que expresa la injusticia, si se suicido después de 45 años de salir del campo me es imposible creer que se suicido por ese motivo, mucha gente se suicida por enfermedad fisica o deterioro mental, suicidarse es uno de los actos humanos más respetables y no tienen porqué dar explicaciones

Volveré

Anónimo dijo...

Desde luego que sí, Opium.

Tú que cantas todas mis muertes.
Tú que cantas lo que no confías
al sueño del tiempo,
descríbeme la casa del vacío
háblame de esas palabras vestidas de féretros
que habitan mi inocencia.

Con todas mis muertes
yo me entrego a mi muerte,
con puñados de infancia,
con deseos ebrios
que no anduvieron bajo el sol,
y no hay una palabra madrugadora
que le dé la razón a la muerte,
y no hay un dios donde morir sin muecas.

ALEJANDRA PIZARNIK

OPIUM dijo...

Gracias anonimo no la conocia , es muy buena y genera un desarrollo de ideas
Voy a poner dos estrofas de esta gran poeta
Afuera hay un sol
no es más que un sol
Pero los hombres lo miran
y después cantan

Más allá de cualquier
zona prohibida
hay un espejo para
nuestra triste
transparencia
Necesitamos creer en algo, son muchas las cosas que no podemos comprender. Yo cuando escribo a veces afirmo creer en lo que no creo, pero si creo en lo que escribo, sino no escribiría

casa de citas dijo...

Es imposible hablar de tal manera que no se pueda ser mal interpretado. (KARL POPPER)

LA PHRASE LAPIDARIA dijo...

Todos somos mestizos de pura cepa.

Aldonza Lorenzo dijo...

No lo sabe el doctor, y lo sabe el labrador.

Agridulce dijo...

De este autor estoy leyendo "Si questo è un uomo" (Si esto es un hombre) y estoy espeluznada.

Agridulce dijo...

"SE QUESTO È UN UOMO"

Al dijo...

Eres tarda en la corregiduría, Agri.

Dimes Y Diretes dijo...


He roto con el espejo;
siempre mirándome mal
con unos ojos tan serios.

(GARCÍA-MÁIQUEZ)