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sábado, 1 de septiembre de 2012

Flecha (por Roberto Juarroz)


Una flecha atraviesa el universo.
No importa quién la haya lanzado.
Traspasa igualmente lo fluido y lo sólido
lo visible y lo invisible.
Tratar de calcular adónde va
sería como imaginar que hay un muro en la nada.

Flecha desde lo anónimo a lo anónimo,
desde un abismo que no es un origen
hacia otro abismo que no es un destino,
movimiento que no parece un movimiento
sino un éxtasis que se renueva a cada instante.

Yo la encuentro en tu mano
o tú en mi pensamiento.
Puedo verla entrando en una nube,
cortando en dos un pájaro,
saliendo de las flores y las lluvias,
hendiendo una ceguera,
traspasando a los muertos.

Tal vez su ejemplar anonimato
nos convoca a nuestro propio anonimato,
para poder también librarnos
de nuestro comienzo y nuestro fin.


10 comentarios:

Anónimo dijo...

Sin duda hay una inteligencia cósmica muy superior a la nuestra, que se manifiesta en un montón de cosas, yo diría que en todo, y es una inteligencia muy eficaz (infinitamente más que la inteligencia humana), sólo que al parecer carece de autoconsciencia. Es una inteligencia inherente a la realidad global y a la Naturaleza toda. Es una inteligencia que opera sin cerebro y funciona así, acéfalamente, muchísimo mejor que la inteligencia cerebral. Al parecer esa inteligencia cósmica carece de autoconsciencia, pero a fin de cuentas eso no importa, pues la autoconsciencia, para muchas cosas, constituye una rémora o defecto. Pensemos que nuestro hígado funciona muy bien, muy inteligentemente, y ello a pesar de que actúa de manera inconsciente. Así pues en nuestro propio cuerpo se manifiesta (y está presente) esa inteligencia cósmica inconsciente, acéfala y descerebrada. (Si nuestro hígado funcionara conscientemente, se equivocaría muchísimo. Eso demuestra que la inteligencia descerebrada es superior a la inteligencia consciente y cerebral.)

RT dijo...

Ondas de un océano universal, de un océano de existencia abstracta potencial: eso es de lo que estamos hechos. La física más rigurosa se trató de agarrar a la realidad más física para entender su estructura. Es decir, cuáles eran los materiales de los que estaba hecha la vida. En la base de todo, la vida, el universo, se resbala entre los dedos de las manos. Todo es mucho más abstracto, es conciencia abstracta y pura que se eleva en ondas de vibración que dan lugar a las partículas de que está hecho todo en el universo. La conciencia de uno mismo es nuestra subjetividad y permanece inalterable a través del tiempo. Es el aspecto que ha estado con nosotros desde la infancia. Eso que da continuidad a nuestra experiencia diaria: el sí mismo que es el mismo para ti, para mí, o el campo unificado descubierto por la nueva ciencia. Sólo si conociésemos el nosotros mismos y lo brillante que es correríamos a experimentar los estados de conciencia más elevados. Esa experiencia de la subjetividad deslimitada no se pierde ni en la profundidad del sueño.

Carlos Cay dijo...

Apenas se habla del aspecto intelectual del universo: del universo como manifestación inteligente.

El ser humano suele considerarse superior por tener autoconciencia, pero esto es relativo. Superior á él es el mineral en estabilidad; el vegetal en duración como ser vivo; el animal en muchas facultades.


El hombre, “suprema especie”, ha sido y sigue siendo víctima de las bacterias y de los virus.

El propio surgimiento de la vida ha sido una elaboración "inteligente" de la materia inerte.

Por lo demás, las fuerzas de la realidad están demostrando a cada momento su inteligencia. Todos los fenómenos naturales nos revelan operaciones complejas, ejecutadas con precisión, economía de esfuerzo y adaptación a su objeto, revelando direcciones muy superiores á nuestra razón.

La tendencia a la regularidad de las formas, como la cristalización de los minerales, la circularidad de las ondas concéntricas o la formación cónica de tifones y ciclones, parece surgir de deliberaciones geométricas y matemáticas inteligentes.

Al asignar inteligencia sólo al hombre y a algunos animales superiores, se cae en un error antropocéntrico y zoocéntrico, cuando en realidad la inteligencia parece estar en toda manifestación físico-química (viva o inerte), en todo fenómeno natural cuya dirección tenga analogía con un raciocinio, una formación o una modalización intelectual.

Al, que puede que se líe dijo...

La inteligencia es la capacidad de relacionar conocimientos que poseemos para resolver una determinada situación.
¿Es capaz el Cosmos acéfalo de relacionar con inteligente inconsciencia los guijarros de esa gravera proyectil que es la materia, que se expande radiante y velocísima desde que aconteció -dicen los que creen saber- el último Big Bang?
Sin consciencia (conciencia) no hay discernimiento ni elección posibles: sólo quedan las infinitas combinaciones que se plasman en infinitos errores hasta que..., hasta que un día (¿un día?)el Azar nos amanece una enhiesta Catedral gótica, primorosa en calados y cresterías, y en la que las gárgolas contemplan con ojos impertérritos la grey que hormiguea abajo, ajena y despreocupada de los porqués esenciales.
Ya sé que fueron los hombres los que levantaron los templos medievales pero..., ¿alguien se iba a extrañar porque en algún remoto planeta el Azar Universal hubiese erigido espléndidas catedrales plenas de belleza y proporción arquitectónicas? ¿Acaso no es más difícil parir un centauro de Tesalia, o tender la escalera de la doble hélice, o excavar el cañón del Colorado? Ya no decir la mórbida curva del cuello de Beatriz...
Pero antes que la Catedral, aquella misteriosa vis plástica había parido trillones de engendros deformes y aberrantes arquitecturas imposibles que se fueron al suelo apenas tomaban altura.
Y ahora admiramos la soberbia Catedral, prodigioso alarde de las potencias del Cosmos. Que no otra cosa son sino concentrados de polvo cósmico -desde las sandalias al cerebro, desde el astrágalo a la mitra- los canteros, arquitectos, obispos y demás partículas estelares que hemos dado en llamar Hombres.
Colofón: si las cosas parece que son así, ¿a qué seguir hablando de "inteligencia"? ¿No será que cuesta mucho desprenderse de viejos atavismos y que, al remitirlo TODO a aquella inteligencia abstracta, ocurre que sigue brujuleando en nuestro subconsciente la idea de la divinidad, que tanto se han aplicado en troquelarnos en la mente desde que nacimos?
Creo que este átomo que es el Hombre carece de los instrumentos que le hagan capaz de aprehender semejante arcano: nos vamos a quedar con las ganas, pero lo divertido radica en el intento.

Salud.

Joseluis dijo...

Las plantas adoran las formas geométricas. Las flores de la petunia son pentágonos perfectos, las hojas de la capuchina muestran los radios de la circunferencia, las palmeras desarrollan sus hojas en semicírculos.

Las plantas desarrollan sus ramas y hojas en una sucesión numérica llamada “secuencia de Fibonacci”. La secuencia es: 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, de forma que la suma de los dos números anteriores da el tercero. Así, las plantas desarrollan pétalos en esa secuencia. La pasiflora, por ejemplo, tiene dos series de cinco sépalos que protegen tres carpelos y cinco estambres.


La proporción fractal consiste en la repetición de la estructura de un elemento a menores escalas. Como el romanescu, esta variedad de la col es uno de los ejemplos de cómo la proporción fractal se presenta continuamente en la naturaleza.


Al cortar una naranja por la mitad, se ve una circunferencia con los radios definidos. La geometría está presente en todas las plantas, con proporciones casi perfectas.

El número aúreo o phi se escribe con la sucesión 1,6180…, y -como pasa con el número pi- sus decimales son inagotables. Esta proporción se encuentra en la nervadura de las ramas, la distancia entre las espirales de una piña, la relación entre las ramas principales y el tronco…

Y todo esto por hablar sólo del mundo vegetal.

Puede que Doña Naturaleza no tenga cerebro, pero lo que se dice entender de matemáticas, parece que sí que entiende.

Al (el que osa) dijo...

Creo, Pepeluí, que las Matemáticas surgen en la mente del hombre precisamente para tratar de comprender los artilugios de la Naturaleza, que ya estaban ahí mucho antes que él. Y antes de inventar la Geometría, que describe y clasifica los entes físicos, antes de establecerse el concepto de pentágono ya la petunia lucía ciertas hojas delimitadas por cinco segmentos de recta iguales..., de modo que bien pudiera llamarse "petuniágono" el susodicho polígono." Las matemáticas estaba por inventar, luego no fueron un referente: la petunias no sabían de matemáticas y se las arreglaron.
No sé si acabo de decir una tontería.
Me la echen en cara si procede, porfa.

Joseluis dijo...

Solemos decir que las matemáticas surgen de la observación de la naturaleza y de una necesidad de explicarla y cuantificarla. Por lo tanto deducimos que primero surge la naturaleza y luego las matemáticas para poder explicarla o cuantificarla. Por mi parte, no creo que exista la naturaleza o las matemáticas una sin la otra, ambas están en relación constante. El universo mismo se mueve y guía con base en números y ecuaciones que, aunque no descifráramos o conociéramos, estarían ahí. Se encontró un planeta (no recuerdo si Neptuno o Plutón) tan solo por sacar cuentas, sin observarlo por telescopio. Si decimos que el planeta ya existió desde siempre, entonces también podemos decir que existió la cuenta para encontrarlo, solo que en ambos casos “hacía falta descubrirlo”.

En definitiva, ninguna va antes que la otra. Stephen Hawking dijo en su libro “El universo en una cáscara de nuez”): -“Yo no digo que Dios no exista, solo digo que si existe hace que el universo funcione de manera matemática”.

Los que dicen que las matemáticas son una creación del hombre se están refiriendo al idioma que usamos para entender las matemáticas, pero éstas siempre estuvieron ahí. Que nosotros las hallamos descubierto en un determinado momento es otra cosa, pero siempre existieron.

En suma, si cuando hablamos de matemáticas nos referimos a la ciencia, entonces surgieron con el hombre. Pero si nos referimos a las matemáticas como "lógica" (no es la mejor palabra, espero que se entienda porque no se me ocurre otra), creo que surgieron las dos cosas al mismo tiempo.

Al dijo...

Básicamente de acuerdo José Luis: eres muy amable.
Salud.

ORáKULO dijo...


Una mano sucia sólo puede lavarla otra mano.

Dimes Y Diretes dijo...


El dibujo hecho sobre el mapa, la elección de los aperos de viaje, las notas que se toman sobre los puertos que se habrán de visitar, las previsiones de tormentas marinas o de avistamientos de fauna. Eso es la felicidad: un trazo hecho sobre un mapa.

(LUISGÉ MARTÍN)