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lunes, 17 de septiembre de 2012

Nuestros llantos confundidos (por Juan Ramón Jiménez)



Bebimos, en la sombra,
nuestro llantos
confundidos...

Yo no supe cuál era
el tuyo.

¿Supiste tú cuál era el mío?

9 comentarios:

Cide Hamete Benengeli dijo...

Por un sí que dio la novia
a la puerta de la iglesia;
por un sí que dio la novia
entró libre y salió presa.

tERESA pANZA dijo...

A dos liebres perseguí y las dos liebres perdí.

Rodolfo Txikilikuatre dijo...

Tere, yo sé ese refrán de otra manera:

Perrillo de muchas bodas, no come en ninguna por comer en todas.

Cide Hamete Benengeli dijo...

Anda diciendo tu madre
que las gallinas no ponen.
Ella se come los huevos
y tira los cascarones.

Círculo Cultural FARONI dijo...

La mirada de un animal, en momentos de extrema necesidad, puede ser mucho más penetrante, casi podría decir más expresiva que la de los seres humanos, pues nosotros comunicamos la mayor parte de nuestras emociones, de nuestros pensamientos, por medio de la palabra, que hace las veces de intermediaria, mientras que un animal, que no es capaz de hablar, se ve obligado a comprimir en sus pupilas todo cuanto quiere transmitir.

(STEFAN ZWEIG)

tERESA pANZA dijo...

Ya has contado las gestas de tus abuelos. Di ahora las tuyas y nos reiremos.

Cide Hamete Benengeli dijo...


A mí no me obliga nadie
a decir una mentira.
Bastantes digo a diario
y eso que nadie me obliga.

ORáKULO dijo...

Es importante que alguien diga las verdades incómodas, pero también es importante que las diga humildemente, sin griteríos ni aspavientos.

casa de citas dijo...


Lope de Vega no me interesa mucho porque el teatro de Lope, salvo dos o tres obras (escribió muchísimas, como sabes), son obras de compromiso, de ésas que, como él decía, «en horas veinticuatro pasaban de las musas al teatro». Son obras que no interesan nada, enredos, vodeviles, bobadas para poner en las corralas, en los patios. Salvo Fuenteovejuna y alguna más tiene poco teatro que se salve.

(UMBRAL)