jueves, 18 de julio de 2013
Hay un desconocido que me habita (por Gabriel Celaya)
¡Qué extraño es verme aquí sentado,
y cerrar los ojos, y abrirlos, y mirar,
y oír como una lejana catarata que la vida se derrumba,
y cerrar los ojos, y abrirlos, y mirar!
¡Qué extraño es verme aquí sentado!
¡Qué extraño verme como una planta que respira,
y sentir en el pecho un pájaro encerrado,
y un denso empuje que se abre paso difícilmente por mis venas!
¡Qué extraño es verme aquí sentado,
y agarrarme una mano con la otra,
y tocarme, y sonreír, y decir en voz alta
mi propio nombre tan falto de sentido!
¡Oh, qué extraño, qué horriblemente extraño!
La sorpresa hace mudo mi espanto.
Hay un desconocido que me habita
y habla como si no fuera yo mismo.
y cerrar los ojos, y abrirlos, y mirar,
y oír como una lejana catarata que la vida se derrumba,
y cerrar los ojos, y abrirlos, y mirar!
¡Qué extraño es verme aquí sentado!
¡Qué extraño verme como una planta que respira,
y sentir en el pecho un pájaro encerrado,
y un denso empuje que se abre paso difícilmente por mis venas!
¡Qué extraño es verme aquí sentado,
y agarrarme una mano con la otra,
y tocarme, y sonreír, y decir en voz alta
mi propio nombre tan falto de sentido!
¡Oh, qué extraño, qué horriblemente extraño!
La sorpresa hace mudo mi espanto.
Hay un desconocido que me habita
y habla como si no fuera yo mismo.
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5 comentarios:
El bosque de Oma de Ibarrola. Un bosque súper poético . Seguro que Celaya conocía bien Oma .
La posesión de algunos bienes materiales proporciona más sinsabores que beneficios. Así que, en lugar de "bienes", deberían llamarse "males".
Late el cristal.
¿Qué recado nos trae
el verderón?
(RIVERO TARAVILLO)
La gran cuestión de la vida es qué hacer con ella.
El futuro no era como lo imaginaste
Tuvo siempre estructura de incógnita, de equis
Sucedió algo imprevisto que lo trastocó todo
No es raro que a menudo ocurran cosas raras
Se rompieron, se hicieron añicos tus esquemas
En medio del partido te cambiaron las reglas
Eso se avisa oye
Si lo hubiera sabido me habría quedado en casa
La tierra prometida era un nuevo desierto
Y sin embargo a veces
Un repentino oasis
Un pequeño jardin en medio de aquel páramo
Una pequeña isla donde se estaba bien
(RAFAEL BALDAYA)
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