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lunes, 22 de julio de 2013

La obstinada piedra (por Philip Larkin)

Si la pena pudiera quemarse
como sumergido carbón
el corazón descansaría sosegado,
el alma desalquilada
sería aún como un velo.
Pero he mirado toda la noche
el fuego crecer en silencio,
la gris ceniza deshacerse.
Y avivo la obstinada piedra
que las llamas han dejado,
y la pena se aviva, y el sordo
corazón se queda sin fuerzas.

5 comentarios:

Silvio dijo...

Es muy , muy bueno . Muy similar al de Antonio Machado recién , en principio me gustó más el de Antonio pero después de leer el de Larkin 3 veces , cambié de opinión .
El de Antonio es más surrealista y más retórico pero el de Larkin es más autentico , más transparente .
Apunto a Larkin para leer .
Saludos

casa de citas dijo...

Escribo para saber lo que pienso.

(O´ CONNOR)

mailconraul dijo...

El corazón quiere quemarse pero nunca llega a consumirse.

casa de citas dijo...


La muerte:

¡ Hermana de la vida, hermana de mi amor: la vida; bella lo mismo que ella; pobre hermana, tan triste, sin nadie que te quiera !



(JUAN RAMÓN JIMÉNEZ)

Dimes Y Diretes dijo...


Dos cuerpos desvelados incineran
sus epidermis
y fundan dinastías y milenios
entre lo efímero.
Descubren sus defectos, que se tornan ínfimos
ante la magnitud alta de besarse.
La verga sin vergüenza alimentada.
La vulva que se vuelve hacia la vida.

Estos dos que ahora se repiten
en el espejo, en la colcha, en las sábanas,
bebieron limonada y luego vino;
ya, sólo, desbordadas, sus honduras,
embebidos en ser lo que no fueron
antes, y que no volverán
jamás a ser como lo son ahora.

La eternidad se fija al calendario
en una noche que a horcajadas
señala ya indelebles a sus días:
la cena, el desayuno
y su banquete en medio,
su eucaristía.

Las telas que en la silla se acumulan
son el sudario del resucitado.

(RIVERO TARAVILLO)