viernes, 6 de septiembre de 2013
Lento, amargo animal (por Jaime Sabines)
Lento, amargo animal
que soy, que he sido,
amargo desde el nudo de polvo y agua y viento
que en la primera generación del hombre pedía a Dios.
Amargo como esos minerales amargos
que en las noches de exacta soledad
—maldita y arruinada soledad
sin uno mismo—
trepan a la garganta
y, costras de silencio,
asfixian, matan, resucitan.
Amargo como esa voz amarga
prenatal, presustancial, que dijo
nuestra palabra, que anduvo nuestro camino,
que murió nuestra muerte,
y que en todo momento descubrimos.
Amargo desde dentro,
desde lo que no soy,
—mi piel como mi lengua—
desde el primer viviente,
anuncio y profecía.
Lento desde hace siglos,
remoto —nada hay detrás—,
lejano, lejos, desconocido.
Lento, amargo animal
que soy, que he sido.
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9 comentarios:
Escribir es reescribir lo que otro escribió antes.
Al perrillo con dinero se le llama Señor Perro.
Allí donde bien me va, allí mi patria está.
Ni primavera sin flores, ni verano sin calores.
El mundo está lleno de gente muerta, aunque ella lo ignore.
La inteligencia está muy bien repartida: todos tenemos muy poca.
(GIL DE BIEDMA)
Quien dice una mentira no se da cuenta del arduo trabajo que emprende, de las mil mentiras que habrá de inventar para sostener la primera.
(POPE)
No quiso la lengua castellana que de casado a cansado hubiera más que una letra de diferencia.
(LOPE DE VEGA)
Sin comentarios al comentario amargo más prenatal.
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