domingo, 22 de noviembre de 2015
Recolección del musgo (por Theodore Roethke)
Desprender con los diez dedos abiertos y ágiles, y levantar
una mancha, verde oscuro, de la que se usa para forrar los cestos fúnebres,
blanco y espeso como un felpudo pasado de moda,
las pequeñas espinas vueltas hacia la cara interna, mezcladas con raíces,
y bayas y hojas todavía adheridas a la parte superior;
esto era la recolección del musgo.
Pero siempre algo huía de mí cuando cavaba y revolvía esas alfombras
de verde, o me hundía hasta los codos en el fofo amarillento musgo de los pantanos;
y siempre después me sentía indigno, en el lento camino del retorno.
Como si hubiera quebrantado el orden natural de las cosas en esa ciénaga;
alterado algún ritmo, antiguo y de vasta importancia,
desgarrando la carne del planeta vivo;
como si hubiese perpetrado, en contra del esquema total de la vida, un sacrilegio.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
No deberíamos tener que arrastrar un cuerpo. Bastante tenemos con tener que arrastrar un yo.
(CIORAN)
No os ensañéis.
Dejad que a veces gane
la tentación.
(RAFAEL BALDAYA)
De niños nos bañábamos y jugábamos juntos,
hoy me mira y aparta la mirada,
ella es hija de un dios, yo de un mendigo,
hay en su rostro estrellas, pústulas en mi piel,
pero antes de estar en otros brazos
derramó su hermosura entera entre los míos.
(GARCÍA MARTÍN)
El nacionalismo no tiene electores. El nacionalismo tiene feligreses.
El libre pensamiento
proclamo en alta voz.
¡Y muera el que no piense
igual que pienso yo!
Publicar un comentario