No cuentes ovejas bajando la colina
ni las grietas del techo:
cuenta a los que amaste,
a los antiguos inquilinos
de los sueños que te mantenían despierta,
a los que una vez fueron tu mundo,
a los que te acunaban en sus brazos,
a los que te amaron...
Caerás, entonces, dormida al amanecer... Llorando.
3 comentarios:
Algunos apetecen lo que otros aborrecen.
Por no arreglar la gotera, se perdió la casa entera.
Ya me faltó la calor
de mi padre y de mi madre.
Si no tuviera la tuya,
calor no tendría de nadie.
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