escuchadme.
Intentad entender estas simples palabras, ya que de otras me avergonzaría.
Os juro que en ellas no hay superchería.
Os hablo en silencio como una nube, como un árbol.
Aquello que me fortaleció a mí, para vosotros fue mortal.
Confundisteis el adiós a una época con el advenimiento de una nueva.
Odio confabulado de belleza lírica.
Fuerza completamente ciega.
He aquí un valle polaco de ríos anémicos. Y un inmenso puente
perdiéndose en la niebla. He aquí una ciudad vencida,
y el viento arroja alaridos de gaviotas sobre vuestra tumba
mientras os hablo.
¿Qué clase de poesía es aquella que no salva
naciones o pueblos?
Una conspiración de mentiras oficiales.
Una tonadilla de borrachos cuyas gargantas serán cortadas de inmediato,
una conferencia para señoritas.
He deseado la buena poesía sin saberlo,
he descubierto, ya tarde, su saludable objetivo.
En ella y sólo en ella, encuentro salvación.
Se solía esparcir mijo o alpiste sobre las tumbas
para alimentar a los muertos que volvían disfrazados de pájaros.
Aquí os dejo este libro, a vosotros que alguna vez vivisteis
para que nunca más volváis.
5 comentarios:
Por desgracia no sé de ninguna poesía que haya detenido ninguna guerra ni salvado la vida de nadie.
Somos iguales ante la ley, pero no ante los encargados de aplicarla.
(LEC)
Está el palacio
rodeado de chabolas
por todas partes.
(CUQUI COVALEDA)
...fabricantes de patrias y fronteras...
(MUÑOZ MOLINA)
Las alas se atrofian si no se usan.
(EDER)
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