Los niños que recojan nuestros huesos
nunca sabrán que fueron algún día
ágiles como zorros en el monte;
y que en otoño, tiempo en que las viñas
afilan con su aroma un aire ya afilado,
fueron un ser, respiraban escarcha;
y menos intuirán que con los huesos
dejamos mucho más, como la forma
que aún conservan las cosas, al sentirlas
y al verlas. Nubes primaverales
flotan sobre la casa clausurada
más allá de la puerta y del ventoso
cielo que grita una culta desesperación.
Hace tiempo sabemos que el aspecto
de esa mansión y lo que de ello hablamos
se volvió parte de ella… Los niños,
mientras tejen aureolas de retoños,
hablarán nuestras frases sin saberlo,
dirán de esta mansión que parecía
que su habitante dejó tras marcharse
un espíritu enérgico y austero,
una casa sucia en un mundo reventado,
un jirón de sombra que blanquea
manchado con el oro del sol opulento.
5 comentarios:
La rosa de rojos y perfumados pétalos no sabe nada acerca de su negruzca, embarrada y más bien maloliente raíz. Pero sin ella nunca nunca habría brotado.
Lo mucho o poco bueno que tenemos se lo debemos a los hombres y mujeres buenos del pasado. No todos fueron hítleres y stálines, aunque los buenos casi nunca salgan en los libros de historia.
Se tropieza más con las piedras pequeñas que con las grandes rocas.
(proverbio húngaro)
El mundo entero es un Bilbao más grande.
(UNAMUNO)
Una cascada
da frescor a la noche
con su sonido.
(KOBAYASHI ISSA)
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